Tarde aprendí muchas cosas, y una de ellas es que todo lo que se ha sembrado en la vida de uno en la infancia, se recoge después. A veces, muchísimo después.
Mi padre era hombre sabio, culto, muy curioso. Disfrutaba de la caza- acompañado de una perra que llamaba "La" - pescaba a mano truchas en ríos de alta montaña, conocía las setas, fueran de donde fueran, quiero decir , que muchos sólo reconocen las locales, pero mi padre tenía cotos de perrechicos, de setas de cardos, senderuelas, robellones, níscalos, isones...también se extasiaba con las fresas, moras, frambuesas...además tenía un olfato muy desarrollado.
Era un hombre muy completo. El campo no tenía secretos para él. En su vejez se puso a hacer y construir una huerta. Comenzó de cero. De noche iba hurgando contenedores para construir una valla , una cerca , alrededor de su parcela. Llegó a meter una cabina de un camión , y allí se hizo un cobertizo donde se cambiaba de ropa, o se refugiaba de la lluvia.
La huerta era maravillosa. Y era de admirar cómo gozaba de aquel espacio.
Con todo esto quiero decir que aquel hombre me dio por perdido para cualquiera labor que tuviese que ver con el campo, los animales, las setas, las fresas...lo intentó, ¡ de qué manera!, pero nada. Aquel hombre trataba de despertar mi interés y la afición y curiosidad por las cosas de la naturaleza. Y , en ocasiones, me decía " escucha esa ave, cómo canta!", "¿ no hueles los aromas del espliego?" ...y , veía la cara de pasmarote que ponía, me decía, " ¡eres muy vago, hijo!".
¿Era vago?. Pues sí. Lo soy. Pero no era sólo pereza. Tarde descubrí que soy hipercromático, confundo muchas gamas de colores, sin distinguir verdes, marrones, naranjas, rojos. Y, claro, no veía el rojo de las fresas, ni el color de las setas, ni muchas de las maravillas que a ese hombre le extasiaban.
Con los sabores me sucedía lo mismo. Soy ciego de sabores, por eso le echo picante a casi todo. Las guindillas me las como a puñados, el tabasco , con manguera.
Mi padre no entendía que zampara las cosas , así, a lo bestia, " tú no comes, me decía, tú metes cosas por el agujero de la cara".
Después uno ha ido de acá para allá, matando al padre, entre otras cosas. Y él ya no está. No está , pero muchas veces le digo " ves, papá, ahora sí me gustaría ir contigo y aprender. Ahora todas esas cosas que te empeñaste que conociera las recuerdo y no puedo reprimir la nostalgia de regresarme a ese mundo, a tu fe, tu curiosidad, tu amor.
Y me doy mucha pena.
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