sábado, 14 de mayo de 2022

EL ESCONDITE.

La  historia  la leí de  Joseph Ratzinger en  su libro "Cooperadores de la verdad – Reflexiones para cada día del año"


«Jehel, un joven muchacho, entró llorando precipitadamente en casa de su abuelo, el famoso Rabí Baruch. Gruesas lágrimas rodaban por sus mejillas, mientras se lamentaba: mi amigo me ha abandonado, ha sido injusto y poco amable conmigo. 

- Vamos, vamos, ¿no puedes explicármelo más despacio?, le preguntó el maestro. 

- Sí, respondió el pequeño. Hemos jugado al escondite. Y yo me he escondido tan bien que mi amigo no ha podido encontrarme. Así pues, ha dejado de buscarme y se ha ido. ¿No ha sido antipático ? 

Todos  hemos  pasado esa  experiencia. El más bello escondite ha perdido su belleza, y  esa  expectación gozosa de  esperar  que no te   descubran. Y  resulta que el amigo, harto  ( porque parte  de la gracia de  jugar al "escondite"  está en salir de vez en cuando de  él para salvar a  los prisioneros)  ha interrumpido el juego. Sencillamente, se larga.

Sigue  Ratzinguer:

"En ese momento el maestro  dijo: sí, eso es muy poco cortés. Pero, ¿sabes?, lo mismo ocurre con Dios. Él se ha ocultado y nosotros no lo buscamos. Imagínate lo que esto significa: Dios se ha ocultado y nosotros no lo buscamos ni siquiera una vez...»

Bueno...se ha ocultado, y algunos  lo buscan aquí y allá. Y sigue  sin aparecer. Y mientras  andas hurgando entre la maleza, olfateando como un perro su huella, yendo de aquí para allá...vas haciendo  prisioneros aburridos   en una cárcel de  la  que nadie  viene a  salvarles....

Y se  hace de  noche. Y sigue  sin aparecer....esperando que   surjas  corriendo  de no se sabe dónde ,   y nos salves. 


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