domingo, 8 de mayo de 2022

ESTE SOL DE LA ADOLESCENCIA

La vida es esto que sucede entre curre y curre, amores de aquí y allá, fracasos y volveres a empezar.


He llegado a la jubilación, y la considero prematura. Soy feliz, canto todos los días, me grabo una canción en mi Steimberg , escribo en Facebook, quemo Instagram , me pierdo en este blog, leo una novela detrás de otra ,  perreo hacia dentro, me abrazo a los días como a la espalda sudorosa de un boxeador que me está inflando a usties. Porque espero que un día será definitivo  el golpe. 


Encuentro alivio asumiendo la derrota en esta comunión extenuada. Miro atrás para no olvidar etapas. Rebusco en lo que fui y sigo andando , sin mapa. 


¿ Qué aprendí? . No somos lo que tenemos, somos lo que perdimos. Qué hermosa cuesta abajo.


Arrastro un defecto de bien pequeño ,  quizás es una enfermedad : mango colonias, fragancias, perfumes. Lo hago en farmacias, en los Duty de aeropuertos, en supermercados .  El delito ya ha prescrito en muchos casos. Otros no. Por ejemplo, ayer en una farmacia sisé una colonia que se llama "One".


Me disculpo pensando que son  ejemplares que pone " probadores". Con eso me quedo tranquilo. 


Las  afano por el mero gusto de robarlas, porque estaban ahí sin amarrar, en un expositor giratorio, o en una repisa olvidada. 


Una vez me pillaron en un Mercadona. Pitó la alarma ( también los probadores tienen un detector de esos , cosa que aprendí allí) . Salió el segurata y pidió que abriera las bolsas. El problema es que venía Manuela, y su hermana, cargadas de compra. ¡ Qué lejos estaban de imaginar que lo que pitaba lo llevaba en el bolsillo!


La bronca fue sideral.


Sí, ya sé que eso está mal. Ya digo, será una enfermedad. Me saldría muy caro curarla con un psiquiatra, así que sigo con el hurto en menudeo.


La culpa es de los jesuitas, que decían que robar era pecado mortal a partir de una cifra. Entonces creo que eran cinco mil pesetas. Y pensé " ¡ perfecto!"


Prestamos poca atención a la adolescencia, es una fractura que siempre suelda mal. Mi primera mangada fue en el Corte Inglés, un disco. Tendría trece años , y aún así, la ingenuidad no me cabía dentro.  Me da un poco de pudor imaginarme en aquella época. Con las canciones de Roberto Carlos, de Lobo . Las culpas eran livianas, la osadía majestuosa. Creía en la amistad, en Dios , en el futuro, tenía ganas de muchas aventuras, de domesticar una vida que a cucharadas ya me daba la medida de su amargura.


Observo ahora desde un bar esos frascos  de colonias de colores preciosos y aromas  de macho, este sol de la adolescencia.




3 comentarios:

  1. Hoy por fin resuelvo uno de los misterios de mi existencia. Décadas atrás, en un c.a. (tú ya me entiendes), uno des los primeros días de mi estancia en aquel lugar me despareció mi pequeño pero preciado tesoro: un frasco de colonia Atkinson. No entendía qué había pasado; eso sí, jamás pensé mal de nadie (ni se me pasaba por la cabeza que alguien pudiera sisarme algo en aquel lugar). Suso, me debes una. Lo más cabreante es que desde la inexplicable desaparición hasta el final del c.a. tuve que estar utilizando un humillante sucedáneo: el agua de colonia Nenuco. Te aseguro que lo aborrecí (el Nenuco, quiero decir).

    ResponderEliminar
  2. Puede ser.
    Sí recuerdo que a Bauprés vino Miquel Amat, entonces alto directivo en Roca.

    Estuvo dos días. Al abrir su neceser vi un tesoro en colonias. cremas, aftershave... Me lo quedé.

    Estuvo llamando y llamando, y yo negaba el robo.
    Pero sí, fui yo

    ResponderEliminar
  3. Nenuco le da mil vueltas a la otra que ni agua de Lavanda buena es.

    ResponderEliminar