Una experiencia terrible, y a la vez con el atractivo del vértigo que da asomarse al abismo: la pasión amorosa despertada de sopetón cuando se presumía que estaba apagada.
Si miras fijamente durante mucho tiempo a un abismo el abismo también mira dentro de ti, y eso es muy peligroso.
Si a una mujer , o un hombre, el que sea, el tiempo le hizo pensar que las cosas son como son, , y descubre que es deseada, más que nada porque se le ha insinuado o, peor, se lo han dicho...ya nada la podrá parar, y serás devorad@ por una pasión como nunca antes habías experimentado.
No es algo romántico, aunque le gusta pensar que sí. Pero nada de eso. Es erotismo puro y duro. Cuando se acepta la seducción sugerida, y te besa con lasciva voracidad mirándote febril a los ojos,
¿ quién para ese volcán?.
Pasarás una temporada de sexo y locura, lejos de análisis sensatos. No atenderás consejos, ni proyectarás objetivos de futuro. Ante una maravillosa escapada furtiva en una tarde cualquiera ningún amante, que no fuera un idiota, trataría de detener la desbocada pasión de esa gallina vieja que da mejor caldo recordándole que ella está casada, o él, o los dos, o que , si hay que divorciarse, o no, o cruzar el océano, si tendrán dinero para mantener obligaciones, a qué banco pedirán la nueva hipoteca del piso, a qué colegio llevarán a los niños de sus respectivas familias rotas.
No vale la pena . Te fundirás en el presente sin pensar qué será de vosotros mañana.
Y después, nada. Se apagara esa pasión, y tendrás un hermoso recuerdo de una historia que no fue.
O no.
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