La vida, cuánto más la he querido , más me ha jodido, a besar la lona después de una ustie que te deja flotando en tu estupidez. A llorar por lo que tuviste en las manos y se fue, como el humo, como el agua, como esos amores que te daban una belleza porque te sabías correspondido.
¡Pobre desgraciad@!: la vida también te enseña que quien tiene que perder a alguien para valorarlo, no merecía tenerlo. Así yo, tantas veces.
Quien vive mucho tiempo entre monstruos acaba tomando a los ángeles por enemigos. El monstruo de la tristeza.
Lo vemos a diario : un mundo que inventa necesidades diciendo que es la felicidad que buscas. Que te suelta a la cara frases hechas, que habla del amor de oídas. Me niego a subir a esa escalera mecánica con una cola inmensa, seguir la corriente porque no me interesa al lugar al que lleva. Prefiero mi dolor.
No me interesa el dinero, el éxito efímero, escalar clavando el piolet al compañero de cordada , ser oído gritando y parecer más insultando.
Me sobran las las máscaras sin personas, y la belleza que no emociona.
Cuando el barco de tus amores se va a las piedras es como una herida cicatrizada. Pone su nombre en la popa . Y no hay forma de quitarla.
¡ Ay, esos barcos!
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