martes, 9 de diciembre de 2014

CAJAS DE SORPRESAS

Hay personas que esconden sorpresas maravillosas. A veces misteriosas. Algunas , muy dolorosas. Incluso las hay que ocultan lo peor de nuestra naturaleza.
 Son como muelles replegados que mantienen su energía potencial enmascarada, que estalla ante nuestros ojos al conocerse.
Conoces porque se sincera en una confidencia, o por ser pillados en falta, o porque un día caes en la cuenta de quién es esa persona.
Sucede cuando cazan a un corrupto que no esperas ese comportamiento de él, o denuncian un pederasta que era ese profesor tan majo...pero también cuando , de esa persona  con las que has convivido años, descubres oro de muchos quilates.
A mi me ha sucedido en todos los sentidos, y uno hace bien poquito: el final de Manuela para mi fue un hallazgo extraordinario y fascinante.
Y en mi vida he visto lo peor, y lo mejor. Y, supongo, yo he sido para otros una caja de sorpresas, para lo malo, y para lo bueno.
A veces somos el muelle que se distiende y produce una experiencia de sorpresa, euforia, diversión o todo a la vez. O un horror. O un vacío de nada. O una inmensa mentira. O un tesoro escondido: la figura de un muñeco que salta fuera de la caja al abrirla.

1 comentario:

  1. A veces también nos sorprendemos a nosotros mismos: tanto en lo mejor como en lo peor...

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