miércoles, 24 de junio de 2015

UMBRALES DE TOLERANCIA.

Hay fronteras que es mejor no traspasar porque una vez cruzadas no se vuelve a ellas.

Es un clásico en este tema el famoso “umbral de tolerancia”. Un alcohólico puede aconsejar que no hay problema en beber cinco vinos. Y probablemente para él sea así, es su umbral de tolerancia. Pero no es un buen consejo. La gente normal con cinco vasos de vino se enmoña muy principalmente.

Lo mismo sucede con otros excesos físicos como las drogas, las adicciones sexuales (seguramente a un un pornógrafo habrá películas x que le parecerán aptas para todos los públicos, mientras que a otras sensibilidades les harían potar de asco. 

En la práctica deportiva sucede otro tanto. Un ciclista puede animarnos a subir el Tourmalet, considerando su ascensión cosa de niños...pero no todo el mundo tiene ese “umbral de tolerancia física”: en la segunda curva ya iríamos zigzagueando, y en la tercera , poniendo pie en tierra.

En lo físico está clara esta ley. Por ejemplo, con la violencia. El profe que pega una vez le resulta muy difícil no que no lo haga más. O el que maltrata a su mujer. Sucede lo mismo con los pederastras. Todo comienza por caricias aparentemente inocentes, palmaditas en el culete, sobar los carrillos del niño...no hay marcha atrás: se cruzan fronteras hasta más allá de lo que uno pueda pensar.

Pero también existe el “umbral de tolerancia moral”.

El corrupto que por primera vez admite un soborno se pone colorado, pero sólo un poco. Luego ya es coser y cantar: la conciencia hace callo y se insensibiliza.

Lo mismo sucede con el cura preguntón de confesionario, que los hay. Es sucio preguntar ciertas cosas, y tal vez la primera vez uno se corte un poco...pero una vez traspasada esa frontera del impudor ya no hay punto de retorno, se llega a chapotear en el alma del inocente.

O el banquero que sabe que va a endilgar a unos ancianos unas preferentes con la letra pequeña.

O el obispo que en su avaricia hereda propiedades de ancianas so capa de ganarles el cielo.

Todos tenemos nuestros “umbrales de tolerancia”, y algunos no están nada bien.
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2 comentarios:

  1. Recientemente he leído un documento de la Comisión Teológica Internacional titulado "Buscando una ética universal: nueva visión de la ley natural". Os lo recomiendo encarecidamente, si os interesan las cuestiones morales. En este documento se dice que los umbrales de tolerancia son variables, que la ley natural cambia con la historia (no los principios básicos, claro, como "debemos respetar la vida; sí las normas que los implementan). Yo siempre que pensaba en ley natural pensaba en umbrales inmutables. Pues no. Cambia con la historia, y supongo que cambiará según la situación personal.
    Cito: "no es sorprendente que la realización concreta de los preceptos de la ley natural pueda adquirir formas diferentes en las diversas culturas o incluso en diferentes épocas dentro de una misma cultura. Basta señalar la evolución de la reflexión moral sobre cuestiones como la esclavitud, el préstamo con interés, el duelo o la pena de muerte. A veces esta evolución lleva a una mejor comprensión de la cuestión moral. A veces, también, la evolución de una situación política o económica induce a una nueva evaluación de normas particulares que habían sido establecidas antes".

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  2. ¿Y el que en un momento de trastorno hace una locura...?

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