sábado, 24 de septiembre de 2016

PARÁBOLA DEL SERENGUETI.

Cíclicamente   sucede  en las salidas de  los colegios, en discotecas,  el  espectáculo que acontece cada año en  el Serengeti-Mara.

El fenómeno migracional va estrechamente vinculado a las lluvias, por lo cual cada ciclo es diferente. Todos los   años las grandes manadas se concentran en un lugar determinado en una fecha determinada. Más de 1 millón de ñus, 350 mil gacelas , así como unas 50 mil cebras se reunirán para hacer frente al gran ciclo de la vida.  En los meses  de  la sequía se ha desplazado atravesando la reserva de Maswa,  hasta las riberas del peligroso río Grumeti donde los cocodrilos andarán esperando su gran banquete anual. 

Los cocodrilos gigantes esperan las inocencia  de los herbívoros que se acercan a beber  sin tener memoria de  las carnicerías  de  años anteriores.

Era bella.  Bailaba. En el centro de la pista, aquella espléndida chica de carne tostada danzaba y todos la miraban fascinados. Un encantador joven con cara alargada y exótica  se acercó a ella. La sedujo con alcohol, la invitó a una raya.  Nadie sabía que ese hombre   tenía  las mandíbulas de los saurios. ¿Cómo una criatura podía ser tan hermosa y dañina?  Tenía la belleza de los anuncios.

En efecto, al  llegar  al amanecer  esa  mujer  fue devorada.  Cuando la fiesta se hallaba en la cumbre, se produjo una gran carnicería en la discoteca. Unos días después, otra chica de  diseño y tamaño parecido bailaba en un local nocturno de Ibiza  . Tenía la naricilla graciosa. Brincaba en medio de la pista y su belleza causaba admiración. Varios cocodrilos  se acercaron al borde de su escote.  A su alrededor había  densidad de música, carcajadas y licores. En el instante preciso uno de los caimanes  se  lanzó a degüello  y entonces la pista se  encharcó de sangre  . 

El techo de la discoteca se vino abajo y parte de la guapísima clientela quedó  salpicada entre chasquidos  de fauces  infatigables. 

Masacres  como ésta   se repitieron en diversos locales de moda, tanto en la costa como en las islas, en fiestas de pueblos y campamentos. Estas matanzas no despertaban en los amantes de la noche ninguna clase de terror. Como  los ñus, nadie  guarda memoria en su instinto de esas matanzas. 

La noche  es buena  metáfora del  Serengueti.

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