viernes, 23 de septiembre de 2016

EL INVENTARIO DE MI FE.

Poco a poco  voy adecentando la casa donde vivo en  Sant  Cugat. Es  la primera vez en mi vida que llevo  mi biografía escrita por mi. Hasta  la fecha siempre compartí  vivienda y  me  dejaba  llevar.

Un sofá gris  en la sala de estar . Un despacho . Algunas fotografías personales en las habitaciones.Varias  lámparas. Una cama nueva , de matrimonio. Unas mantas suaves , amorosas , enormes. 

Quiero adecentar la terraza, poner un huerto urbano, o flores.

Esta semana vestiré  con cortinas  las habitaciones.Cortinas que infle la brisa durante la siesta.

En la entrada de casa  hay una hucha muy grande. Allí voy echando  monedas sueltas  que en su día se las entregaré a Eulalia.

Los  fines de semana visto  informal , con camisas Mao  blancas,  pantalones pakistaníes , zapatillas alternativas.  Nada existe más hermoso que habitar una aseada pobreza en el Mediterráneo , olvidado de todos, habiéndolo olvidado todo. Escuchar los cuartos de las campanas del Monasterio que resuenan en la duermevela y contemplar las rendijas de la persiana que se confunden con la imaginación o el pensamiento. 

Visitas  a museos  de Barcelona. Practicar el senderismo. Hacer fotos  que guarden  memoria de tus andanzas. Crepúsculos en la Collserola , jueves de Mercadillo  , gritos de hembra solariega en el puesto de verduras. Paseos  a la oficina por el barrio de Sarriá , que se despierta  abriendo un ojo azul al Mediterráneo. Allí  cruzo un  huerto donde también canta  una  acequia.  

Esta soledad  me hace  bien.  Se trata de huir detrás de un sueño para encontrar un sofá  y leer  un buen libro, o no, cerrar  los  ojos y escuchar la respiración, o el vuelo de una mosca vibrando contra el cristal , hasta que las ideas sean idénticas a la luz que en cada momento te bañe. Dejar pasar las horas, desechar cualquier ambición, vivir al día como las plantas, pura función clorofílica , en medio de una elegante austeridad.  Tomar un Jack Daniels antes de acostarte , empapar   las ensaladas con aceite de oliva.  Andar descalzo en casa.  Navegar en aguas de dulzura y  buenos recuerdos cuando estás en la cama. No  tener nada propio. No tener nada superfluo. No quejarte cuando falte lo necesario . No desear nada sino amig@s. 

Más o  menos  este es  el inventario de mi fe.

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