jueves, 29 de septiembre de 2016

EL DEBER DE SER FELIZ

Hay personas  con piel humana  que  esconden un cerdo que se ha vuelto loco. 

Este  ser se pone en la cabeza las cosas más inverosímiles , chapelas, bonetes, sombreros, pañuelico de cuatro nudos, gatsby,   tiaras, cascos con cuernos de vikingo, de centurión , birretes, bonetes,y chisteras. Posiblemente  debajo de cada uno de estos sombreros hay  un cerebro dañado por la misma lesión: esa que segrega el oscuro deseo de ser feliz. 

Para conseguir este objetivo el hombre ha pergeñado catecismos, uniformes, grilletes, cámaras de gas, instrumentos musicales, tartas de mora, concursos y oposiciones , poesías y campos de concentración. Ha rezado y ha llorado impotente.

También se ha ayudado de brebajes , bebedizos ,  hierbas y raíces, milagros , trucos. 

Mientras unos fabrican detonadores , otros fuman cocaína , se empapan las venas con alcohol, o se bañan en agua bendita  . Desde hace miles de años andamos  huyendo de nosotros mismos. ¿Quién le persigue? Sin duda, esa ley interior  que le grita en su conciencia   que busque ser feliz. virus cerebral causante de su locura.

Desde que salió de  la  cueva el hombre lleva el sentido del deber agarrado a los hemisferios hinchados  del cogote. Le han enseñado de bien  pequeño   que tiene que levantarse a las ocho, tiene que ir al colegio , obedecer a mamá y a papá, visitar a los yayos,  tiene que enamorar a la pareja, tiene que conseguir el ascenso, tiene que alcanzar el cielo y ser  feliz , tiene que ganar dinero,  obedecer las leyes , normas y los reglamentos. Tiene que cumplir con su deber precisamente por ser su deber. 

Este imperativo categórico es un virus maligno. ¿Cómo desembarazarse de él ? Liberarse de este virus es una antiquísima aspiración del hombre. Algunos  lo han intentado mascando hierbas de olvido; otros han buscado la salvación  yéndose a lugares lejanos  a  besar labios de leprosos  ; algunas religiones han inventado la fe del carbonero , y el pueblo llano ha encontrado un remedio más a mano en la taberna o en el fútbol. 

Yo por mi parte, de vuelta de muchas cosas, creo que  no  hay nada que hace. Lo ha dicho el profeta. Si quieres ser feliz, no hagas absolutamente nada. Túmbate  y  siéntete mirado por Dios, Él ya sabe lo que necesitas antes de que se  lo pidas.

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