viernes, 9 de septiembre de 2016

EL INDIO

De crío  me  gustaba   jugar en la cama y formar con el embozo de las sábanas en la barbilla la última barricada. Imaginaba que esos pliegues eran valles, montañas, llanuras  desérticas.  Desde allí era posible disparar, hacerse fuerte, soñar varios historias , vivir una pasión.

Uno de mis personajes favoritos , con el que jugaba horas y horas, era un indio   de plástico que pertenecía  a una colección de figuras  del  Oeste : vaqueros, pieles rojas, caravanas, soldados yankees... 

Al indio le faltaba el arco , una pierna, y estaba  en un estado lamentable.  En mis  aventuras al pobre  lo llevaba  de  aquí para allá en un sinvivir. . Se despeñaba por barrancos  infinitos, le pasaba  por encima todo el ejército  del general Cúster, caía en trampas  mortales . Sin embargo, siempre terminaba igual. En un momento determinado  lo guiaba con mis dedos al triunfo total . Machacaba a todo el ejército,  cortaba cabelleras de vaqueros y doncellas, y regresaba a su  solitaria  tienda de campaña  tan feliz y tan campante.

No eran guiones muy originales, la verdad.

A  las ocho nos despertaba mi madre  y había  que levantarse. Han pasado los años  y hoy estoy con el mismo guión.

Siguiendo este método  puedes hacer lo mismo: abandonar la cama y al mismo tiempo atrincherarte en ella como en una fortaleza y sacar el indio  de ayer  a  otra aventura. A putearlo, a darle caña, a reventarlo a  fracasos, hasta que Alguien  te coge con  los dedos y  la historia cambia. Y regresas  tu pequeña tienda de campaña jodido, pero contento.

Se trata de un desdoblamiento físico que sólo se consigue después de un gran esfuerzo  espiritual. Cuando ya dominas ese arte, sientes cada mañana a la hora de levantarte la mitad más  de ti  mismo que  obra según rutinas automatizadas . Bostezas, te estiras,  te  vistes, desayunas en la cocina y te vas al  trabajo. 

Mientras ,   lo mejor de ti ,  lo más puro e imaginativo , permanece en la cama soñando en la penumbra entrepersianada de la habitación . Entonces , en  ese rincón  donde ha quedado la parte azul de tu alma , con un poco de ejercicio puede convertirse en un bastión inexpugnable. Y sacas al indio a  su aventura entre los pliegues de la sábanas blancas . Y  después de mucho  sufrir, vuelve a  ganar, con un muñón en la pierna, sin arco, desplumado. Y llo hace  porque a ti te gusta ese  tío  que da pena. Lo mismo que a Dios  ama las bocas desdentadas.

El otro tú está saciando  su codicia en la calle. Apuñalándose tal vez a sí mismo o a alguien. Cada día tiene que cometer alguna bajeza  para sobrevivir, mentir a un cliente , inventar negocios que le llenan de angustia, o engañar a su mujer por otra que no sabe como desembarazarse de ella.

Desde la cama con el embozo en la barbilla lo imaginas lejos , de traje y corbata,  sometiéndose al jefe, sonriendo  adulador,  mientras aún tumbado dejas pasar las horas con tranquilidad  y en el corazón  cabalgas  por verdes  praderas llenas de búfalos pastando ,  o viajas en un barco pirata. 

Una tarde  el otro tú regresa a casa cargado de electricidad para dormir en tu interior un sueño que le agobia. Y comprueba que el parapeto que has ido levantando con tanto amor  se está cerrando. Entonces decide  saltarlo y dormir a tu lado.

Una vez le preguntaron a Dios si eran muchos  los que se salvaban. Atiende bien: si   dejas  crecer  ese  crío, la parte azul de tu alma, siempre  aparecerán unos dedos  que  te llevarán a  la victoria personal aunque estés cojo, desplumado, ciego, y tonto.

1 comentario:

  1. Cual es la parte azul de mi alma ? Que hay en el alma de un niño que desea que el indio a pesar de sus manifiestas incapacidades al final venza y vuelva victorioso a casa? El blog de hoy es sencillamente genial ,para enmarcar y me ha dejado un estado de animo que ni te cuento.Gracias suso!!!!!!!

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