La primera regla para que todo mensaje publicitario sea un éxito es la sorpresa. Si vas por la calle y un anuncio no hace que te gires a ver un pibón, o algo/ alguien que te llame la atención y que se exhibe en una valla publicitaria , mal negocio han hecho.
A veces uno tiene la impresión de que la información también se rige por estas reglas: hay que sorprender al lector del digital que cada dos por tres abre la web a ver a quien han degollado, qué suicida se inmoló, observar una cola inmensa de críos desnutridos deportados en no sé dónde, o qué político ha sido encontrado
con una telaraña de corrupción, sexo, y esas cosas.
con una telaraña de corrupción, sexo, y esas cosas.
La información también es un producto que se consume. Se busca que el lector. el televidente , el oyente, repita , y para que repita hay que ofrecerle cadáveres de niños en la orilla de la playa, un genocida que le ponga a uno los pelos de gallina de piel , o un obispo tralarala.
La repetición de las mismas imágenes insensibiliza. Hay un umbral a partir del cual ya no hace efecto. ¡Más dosis!
La información como consumo es la especialidad de los digitales, en todos los ámbitos y sectores. Vale todo . Y si no, al tanto, te servirán de aperitivo en un Confidencial una barbaridad vomitiva y la consumirás sin inmutarte junto a una ensalada de tomates. .
Ya que la costumbre acaba por matar cualquier emoción vienen días donde el mercado de la carne humana se va poner muy caro.
No funciona el enlace al Espacio Radical Libre. Hay que ir a la pagina.
ResponderEliminar