sábado, 10 de septiembre de 2016

PROFECÍAS

En el fondo de su corazón todos los profetas están deseando que se cumplan las catástrofes que han pronosticado . Los moralistas comen caliente gracias al pecado que tratan de combatir. Los inquisidores y sacerdotes de la ley retuercen la vida hasta calzarla a  la horma  del dogma. Les  importa  una higa que el mundo se hunda con tal de salvar un argumento que se sostiene en su orgullo

Vestidos con piel de pelo de  camello , xanclas  de cuero , los profetas se excitan anunciando calamidades apocalípticas . Ascetas   de gris despeluchado , acrecientan la palidez cerúlea  de su rostro reflejándose en el pozo donde algunas almas habitan.

Los  brujos  con cuernos de oro, asientan su prestigio en el silencio de Dios o , sencillamente, que nadie ha regresado nunca del otro lado de la oscuridad  para contarnos qué  cojones sucede allí . 

Si alguien quiere comprar un coche , te muestran el automóvil ,  hace una demostración con él, entrega la garantía al cliente,  te dan las  llaves , abonas  en en caja.

Durante siglos y siglos   profetas y   moralistas han conseguido vender  una mercancía   de culpas y males  en la Tierra, seguidos del infierno o el paraíso en el más allá.  Incluso   han metido en el capazo  atormentado de  las conciencias al propio Dios. Un Dios muy poco  misericordioso, por  cierto. Con menos garantía que cualquiera exigiría a la hora de adquirir , no ya un coche, sino una  máquina de afeitar , un exprimidor. 

A veces  entiendo  muy bien ese  mar de mendigos austados por un profeta  que  afirma a gritos " no doy un euro por el alma de un hijo mío que  abandona su vocación", o que amenaza  predicando "no encontraréis la felicidad fuera de vuestro camino. Si alguien se descaminara, le quedaría un remordimiento tremendo: sería un desgraciado. Hasta esas cosas que dan a la gente una relativa felicidad, en una persona que abandona su vocación se hacen amargas como la hiel, agrias como el vinagre, repugnantes como el rejalgar"

En fin, en todas las pantallas los nuevos profetas  seguirán presagiando más desgracias, sin acertar una sola. Pero  ni una.  Desde inciertas madrigueras unos seres pálidos y feroces tratarán de que te creas culpable siempre, junto al estallido  del látigo. 

No consientas que esta gente te  venga con monsergas  sobre   la gloria o el castigo, la culpa y el pecado ,  sin que te haga previamente una demostración como cuando vas a comprar un  coche. 

Pide la garantía.

4 comentarios:

  1. Pero qué tocados quedan algunos después de unos años en el Opus Dei.
    Ahora bien, la Verdad no cambia, Dios es infinamente misericordioso e infinitamente justo. El cielo existe, el infierno también.

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  2. Es cierto
    Basta echar un vistazo al Evangelio

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  3. Es justa la condenacion eterna?? Es justo un dios que te condena infinitamente por un mal finito y limitado?

    Dios te ama, y si no te sometes seras arrojado al fuego eterno?? que clase de amor es ese??

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  4. Querido Juan, Dios no condena a nadie, no te lo han enseñado? Eres tu el que decide si quieres ir con Él o no. Y si le rechazas pues te condenas tu solo. El infierno es la ausencia de Dios. Por favor, infórmate antes de escribir sobre lo que no sabes.

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