En el fondo de su corazón todos los profetas están deseando que se cumplan las catástrofes que han pronosticado . Los moralistas comen caliente gracias al pecado que tratan de combatir. Los inquisidores y sacerdotes de la ley retuercen la vida hasta calzarla a la horma del dogma. Les importa una higa que el mundo se hunda con tal de salvar un argumento que se sostiene en su orgullo
Vestidos con piel de pelo de camello , xanclas de cuero , los profetas se excitan anunciando calamidades apocalípticas . Ascetas de gris despeluchado , acrecientan la palidez cerúlea de su rostro reflejándose en el pozo donde algunas almas habitan.
Los brujos con cuernos de oro, asientan su prestigio en el silencio de Dios o , sencillamente, que nadie ha regresado nunca del otro lado de la oscuridad para contarnos qué cojones sucede allí .
Si alguien quiere comprar un coche , te muestran el automóvil , hace una demostración con él, entrega la garantía al cliente, te dan las llaves , abonas en en caja.
Durante siglos y siglos profetas y moralistas han conseguido vender una mercancía de culpas y males en la Tierra, seguidos del infierno o el paraíso en el más allá. Incluso han metido en el capazo atormentado de las conciencias al propio Dios. Un Dios muy poco misericordioso, por cierto. Con menos garantía que cualquiera exigiría a la hora de adquirir , no ya un coche, sino una máquina de afeitar , un exprimidor.
A veces entiendo muy bien ese mar de mendigos austados por un profeta que afirma a gritos " no doy un euro por el alma de un hijo mío que abandona su vocación", o que amenaza predicando "no encontraréis la felicidad fuera de vuestro camino. Si alguien se descaminara, le quedaría un remordimiento tremendo: sería un desgraciado. Hasta esas cosas que dan a la gente una relativa felicidad, en una persona que abandona su vocación se hacen amargas como la hiel, agrias como el vinagre, repugnantes como el rejalgar"
En fin, en todas las pantallas los nuevos profetas seguirán presagiando más desgracias, sin acertar una sola. Pero ni una. Desde inciertas madrigueras unos seres pálidos y feroces tratarán de que te creas culpable siempre, junto al estallido del látigo.
No consientas que esta gente te venga con monsergas sobre la gloria o el castigo, la culpa y el pecado , sin que te haga previamente una demostración como cuando vas a comprar un coche.
Pide la garantía.
Pero qué tocados quedan algunos después de unos años en el Opus Dei.
ResponderEliminarAhora bien, la Verdad no cambia, Dios es infinamente misericordioso e infinitamente justo. El cielo existe, el infierno también.
Es cierto
ResponderEliminarBasta echar un vistazo al Evangelio
Es justa la condenacion eterna?? Es justo un dios que te condena infinitamente por un mal finito y limitado?
ResponderEliminarDios te ama, y si no te sometes seras arrojado al fuego eterno?? que clase de amor es ese??
Querido Juan, Dios no condena a nadie, no te lo han enseñado? Eres tu el que decide si quieres ir con Él o no. Y si le rechazas pues te condenas tu solo. El infierno es la ausencia de Dios. Por favor, infórmate antes de escribir sobre lo que no sabes.
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