jueves, 2 de febrero de 2017

AUTÉNTICOS

De pequeños se nos castigaba por copiar en los exámenes.

Mientras que hoy  se educa   premiando por copiar de los mayores y ser buenos niños. La copia nos asegura la aceptación y la aceptación la pertenencia a la familia, al cole, al grupo, o sea la supervivencia. 

Copiamos para integrarnos, y esa inercia es muy difícil de vencer.

Por esa razón queremos que nuestros hijos copien virtudes  burguesas: les  enseñamos  a cultivar pequeñas virtudes, no las  grandes. 

Los queremos  ahorradores, pero no generosos e indiferentes al  dinero.

Los  queremos  prudentes ,pero sin coraje , despreciando el peligro.

Los   queremos astutos, pero  no  con mirada  franca , y amor  a  la verdad.

Los  queremos  diplomáticos, antes que   personas  que aman al prójimo ,y son abnegados. 

Los  queremos  con éxito , a  cualquier  precio, da lo mismo ser  o  saber.

Esas grandes virtudes, que no se respiran en el aire, deben constituir la primera sustancia de la relación con nuestros hijos, el principal fundamento de la educación. Además, lo grande puede contener también lo pequeño, pero lo pequeño, por ley de la naturaleza, no puede de ninguna manera contener lo grande.

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ESPACIO RADICAL : INCLINADOS A PECAR

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