Hay una sentencia de mi buen amigo Rafa D. , un hombre absolutamente genial y enloquecido, autor de la frase "Yo no me hundo, yo buceo" que dice: El hombre es un mono con piel de gorrino y el escroto rugoso de un rinoceronte que se ha vuelto loco.
Algo de eso hay . Unos tíos que nos ponemos en la cabeza las cosas que nos ponemos cuando somos Papas, magistrados, reyes, generales, o conquistadores...
Mitras , boinas, chapelas, gorras de plato, gorros de cocinero , tiaras, cascos con cuernos de vikingo, chisteras, fedoras, sombreros charros, bombín, cordobés, panamá.... Estamos como una puta cabra. ¿Quién nos puede tomar en serio?
Debajo de cada uno de estos sombreros hay un único cerebro con las meninges hechas tortilla francesa y el deseo de ser importante y poderoso . Esa que te hace no parar hasta que te ponen una rama de laurel en la cabeza. Y esas ramas se confunden con la felicidad.
Para lograr el gorro de su vida el hombre ha fabricado universidades,leyes , se ha embarcado en aventuras, ha conquistado imperios, a navegado la mar océana, inventó la tortura, creó instrumentos musicales, se hizo antropófago.
También se ha ayudado con diversos zumos, hierbas, semillas y raíces, y viven allá en el otro mundo.
Últimamente, el hombre viaja en internet y visita lo ignoto exterior, interior, lo macro y lo micro.Nunca hemos ido tan lejos , ni tan a ninguna parte.
Anda huyendo de sí mismo. ¿Quién le persigue? Sin duda se ha tomado en serio eso de "creced y multiplicaos , henchid la tierra".
Desde que salió del paraíso el hombre lleva el sentido del deber agarrado a los bulbos del cogote.
Tiene que levantarse a las ocho, tiene que ir a la oficina, tiene que enamorar a la pareja, tiene que conseguir el ascenso, tiene que alcanzar el cielo, tiene que obedecer las leyes y los reglamentos. Tiene que cumplir con su deber precisamente por ser su deber.
Yo no huí, avancé en la dirección correcta, pero en el sentido contrario.
ResponderEliminarUna película de Fellini: "Ocho y medio". Genial. Una imagen del agobio del hombre de hoy: desde el comienzo, con Mastroiani metido en un embotellamiento, hasta el final, cuando se mete debajo de una mesa para huir de las peticiones de atención de todos.
ResponderEliminar