martes, 23 de marzo de 2021

AQUÍ YACE...

 HIC IACET… 


Así comienzan los textos que me fascinan , escritos  en el enlosado de las catedrales, igleias, capillas. 

Aquí yace el Abad, el Obispo, el Deán…aquí yace el Seňor de xxxxx…y su esposa, el Conde… Todas esas personas que habían vivido hace tantísimos aňos y que  tanto me han impresionado desde bien pequeño. 


Me los imaginaba en sus trabajos, sus ropas, sus peinados, sus canciones, sus vida , sus amores,m sus infidelidades, miserias, su fe, sus comidas, sus zapatos, sus bailes, sus batallas, sus miedos, sus hijos, sus bastardos …

A veces, antes de abandonar aquel lugar les rezaba una oración. "Descansa en paz, cabrón. ¿ De qué te ha servido tanto anillo, el báculo, todo ese ropaje de vanidad y tontería?.

El caso es que las personas que allí yacían tenían vida e historia propia. Y pensaba al leer sus nombres en el mármol desgastado del suelo y adivinar las fechas de su nacimiento y muerte , que a mi sólo me queda una fecha por cerrar ese paréntesis de mi vida. ¡ Vaya mierda de vida la mía!

 Me he agachado también  y he pasado mis dedos por los surcos que formaban las letras de su inscripción… HIC IACET y los imaginaba paseando por la catedral con sus casullas y sus báculos, o mirando al suelo con sus rosarios entre los dedos o, si era una dama, rezando en un reclinatorio …muchos siglos antes, sobre ese suelo que ahora estaba pisando yo.

Jamás he dejado de sentir esa fascinación por las lápidas y la curiosidad que me suscitan esas  palabras en latín con las que comienza su texto. 

 Aquí en Galicia es frecuente ver al lado de los cementerios una iglesia y un palco de la música donde se festejaba los días grandes. 

El amor, la muerte, la jarana, y cerca los difuntos, disfrutando.




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