lunes, 29 de marzo de 2021

FETICHES Y RELIQUIAS.

 Conocí  uno que coleccionaba  lo que él decía eran reliquias de santos.


En realidad , no eran santos, pues no estaban canonizados, pero guardaba secretamente un rosario roto de un sacerdote   por el  que él apostaba por su futura santidad, o pelos del cepillo de un compañero de habitación con el que compartía lavabo, o un tubo de  pasta de dientes estrujado  de alguien que había asistido con él a un curso de retiro.

Estaba como un cencerro. Por ejemplo, tenía  guardada celosamente una reliquia de  santo canonizado: la colilla de un cigarrillo con el que compartió pitillo.

Nunca terminé de entender  estas  devociones que en otros ámbitos se llaman fetichistas. Común denominador  de todo fetichista es la falta de inteligencia, pues les  da  lo mismo  que el fetiche , o la reliquia , sea  verdadera o falsa.

Hay mujeres que  esconden solícitamente los cabellos de sus novios, amantes, y viceversa. Y son un clásico los fetichistas sexuales , muchos más de los  que pensamos, como Fellini, o Berlanga, que coleccionan cosas como vello púbico, bragas/tangas , sujetadores (brasieres), calzoncillos, guantes, medias, minifaldas, zapatos, botas, corbatas, bañadores, ropa deportiva e incluso delantales. 

Para el fetichista, estos objetos suelen ser mucho más excitantes si ya los ha llevado puestos la persona. Y aunque  pueden resultar excitantes para muchas personas porque proyectan una imagen mental del cuerpo de la persona, para el fetichista, en cambio, el objeto es realmente mucho más excitante que la persona en sí. 

Al final, reliquias y fetiches , responden a la pregunta de Bogart en el Halcón Maltés:

- ¿De  qué  está hecho?

- Del material con el que se construyen los sueños.



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