sábado, 20 de marzo de 2021

NADA CAMBIÓ.

 

Dashiell Hammett escribió una turbadora fábula corta (figura en El halcón maltés como un aparte sin relación con la intriga de la novela).


Un día, en una ciudad de provincias, un agente inmobiliario acomodado, buen ciudadano, buen marido, buen padre, sale un momento de su oficina para comer y desaparece sin dejar rastro.


Una rigurosa investigación no descubre nada en su presente ni en su pasado que pueda explicar esta súbita desaparición.


Muchos años después un detective le encuentra por casualidad en otra ciudad; ha cambiado de nombre, pero su existencia es muy parecida a la que llevaba en otro tiempo; se ha casado: su segunda esposa se parece a la primera, «ese tipo de mujer que juega bien al bridge y se interesa por las nuevas recetas de ensalada».


Confiesa lo que le había pasado: mientras iba a almorzar, una viga de hierro caída de un inmueble en construcción a punto estuvo de despanzurrarle sobre la acera. Salió indemne, pero dominado por el espanto, «como si alguien hubiera levantado la tapadera de la vida para descubrirle su maquinaria interna»: el universo al que se creía tan armoniosamente vinculado no era más que un decorado ficticio, pues el accidente de una viga caída del cielo podía pulverizarlo en menos de un segundo.


Lo prudente sería, pues, abrazar ese mismo azar, al que entregó de inmediato su vida; partió, y deambuló como un vagabundo durante semanas y meses. Pero como en su vida errabunda no se producían nuevos accidentes, insensiblemente volvió a su vieja rutina. Tras haberse adaptado enseguida a un mundo en el que le caen a uno vigas sobre la cabeza, paulatinamente se readaptó a un mundo en el que no caen.


Al final, son pocos los que cambian el guión de su vida. Cambiarlo de una manera absoluta. Hay que tener mucho coraje para hacer una cosa así.


Para que se me entienda: al final de los " muchos ex lo que sea " siguen siendo " ex lo que sea", ( ex curas, ex numerarios, ex... ) pero con mujer e hijos. Nada ha cambiado en su vida.

4 comentarios:

  1. Esto me recuerda aquella película (participaban Penélope Cruz y el tipo que interpretó a Gandhi, cuyo nombre jamás recuerdo) en la que éste, después de que su hijo dejara a su mujer con la que tenía dos hijos para liarse con otra (por supuesto idéntica, como dos goticas de agua mao, que diríamos por aquí) que tenía tres hijos (no dos), le espetó: "enhorabuena hijo, te has escapado a una cárcel de seguridad".

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  2. Entiendo la entrada... pero pienso que -por suerte- no son tan escasos los exnumes que le han dado la vuelta al guion de su vida por completo, como si de un calcetín se tratara. Y ahora se mueven tan campanchos.
    Se me vienen a la cabeza muchos ejemplos:
    -Aquel inefable político que se convirtió en el primer diputado en ser expulsado del Congreso de los Diputados (por hacer el gamberro).
    -Ese periodista catalán, ganador de tres premios Emmy, que se ha hecho un nombre en Washington DC como director y presentador para un canal internacional de noticias.
    -El catedrático de filosofía, ganador del premio Espasa de ensayo, que en algún ranking se le ha situado como uno de los 25 grandes pensadores del mundo.
    -etc, etc, etc... la lista sería muy larga ;-)

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  3. Mi experiencia es otra.

    Creo que son más los que su giro es de 360 °

    Respecto al afamado catedrático de Filosofía lo que hizo fue cambiar de Prelatura...lleva un collar,otra vez, y no se ha movido un ápice de dónde estaba. Es un esclavo herrado con la marca del otra institución.

    Pero el tema no se refiere sólo a gente de esa entrega...
    Yo creo que es muy difícil salir de sistemas mentales.

    Pero es una opinión. claro

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