De Tamahu me fui con una lección aprendida de coraje.
O sea, recomenzar siempre cuando nadie espera que lo hagas.
No salió esta aventura como se soñó, por parte de Xavier, del padre Philipe, y mía. Y los tres, cada uno a su manera, vamos a recomenzar. Y el riesgo de ese volver a empezar no es más que , otra vez, el fracaso: tener coraje es no tener miedo al fracaso.
Dicho de otro modo: volveremos a empezar, y saldrá mal, y...¡no pasa nada!: ¡volveremos a empezar de nuevo!. ¿Por qué?, ¿cabezonería?: no; vocación. ¡Siempre la misma palabra, tan hermosa cuando se tiene!
La verdad es que he vivido rodeado de gente con mucho coraje. Mi madre, mi padre, algunos de los que leen el Barullo y conozco...en fin: gente que son como el corcho: ¡nunca se hunden!
Como escribió Lope:
¡Vamos a vivirla!
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