martes, 9 de marzo de 2021

SIN RECURRIR A LA GUIJA.

 Hoy recordé una pequeña historia con mi padre.


El hombre estuvo dos horas conmigo encerrado en el salón de casa intentando que le dijera que fumaba. Yo tendría once años. Lo intentó de la única forma que sabía, de buenas maneras. Apelando a lo mejor de mi.

Yo le tenía miedo. No solté prenda. Comencé a fumar a los ocho años, y eso implicaba mentiras, sisar en casa alguna peseta ( vendían en los ciegos cigarrillos sueltos)...

Nunca sabemos qué momentos compartidos de nuestra infancia quedan grabados en la memoria de un chico.

Mi padre era un gigante. Y no lo supe ver Ni entender.

Y hoy, como los prehistoriadores , pariendo del recuerdo de un hueso encontrado en la excavación de la memoria de mi infancia, reconstruyo al hombre que fue.

Un modo, supongo, de reencontrarme con él , tantos años después, sin recurrir a la guija.

Hoy no fumo, hace siete años que lo dejé, y le dije " ¡ gracias, y perdóname, papá!".



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