domingo, 18 de abril de 2021

CUANDO SE TE VA LA OLLA.

Desde hace años padezco serios problemas de memoria. Todo comenzó cuando cumplí los cincuenta. 


Olvidaba dónde había aparcado el coche, o perdía las gafas en algún lugar, o no recordaba el motivo por el que había entrado en un sitio.


- ¿ Qué hago aquí, para qué había venido?


Mi record en este sentido fue sentarme en el WC y, pasado un buen rato leyendo ( al acto le llamo "ir a la cagoteca" ) , me dije " ¿  por qué estoy sentado aquí?", " ¿ para qué vine?...tenía un espantoso hormigueo en las piernas. Necrosadas y paralíticas. Incapaz de ponerme de pie. Una extraña posición que, al no poder apoyarme en la pared, amenazaba con serio accidente.


Así fue. Di unos cuantos pasitos  de bebé , algo parecido al anuncio de las muñecas de Famosa que van al Portal y,  por salvar la integridad del libro, di un  cabezazo muy principal con el perchero de inodoro. 


Con los sesenta años la cosa ha ido a pedor.  Ahora me sucede quedarme en blanco durante una conversación y olvidar , así, derrepenete, depronoto, de qué estaba hablando.


Pagaría montañas de dinero al laboratorio que encontrase la vacuna de la memoria: MEMOSTIÓN COMPOSITUM PLUS, por ejemplo.


Es desolador sentir que se se te pone cara como de Juana de Arco mirando un mechero al perder el hilo de una conversación que, encima, tú la protagonizabas. 


Estás con un amigo sentado tranquilamente en una terraza y sacas un tema del que te consideras experto.  Por ejemplo, la influencia de la piel de cabra en los tambores africanos en el siglo XIII.  Y no sólo resultas fascinante, sino que estás en ese punto de entusiasmo donde analizas tu opinión doctísima sobre el  tema: las cabras africanas eran naturales de Aragón. 


Y allí estás , alegremente entusiasmado mientras tu amigo asiente y te brinda su apoyo:


- ¡ Caramba , Suso, lo tienes muy currado!...¡eres la leche!...eso que acabas de decir no es ninguna tontería.


Y, derrepenete, depronoto, viene el camarero y  pregunta:


- ¿ Desean alguna cosa más?


- No , nada, gracias.


Y entonces sucede. Pronuncias las pavorosas palabras:


- Bien...¿dónde estaba?


Tratas de volver al tren  de tu pensamiento y no eres capaz de encontrar ni siquiera la estación.


Y, lo que es pedor, tu compañero tampoco. Ese mismo que con tanta atención parecía escucharte.


Y se te pone una cara de gilipollas integral. ¡ Estás perdido en el espacio sideral!...


También me ha pasado estar de escuchante y pensar al ser preguntado " ¿ por dónde iba?


" Joder, creerá que no le escuchaba,  pero no es cierto, me encantan las historias de ...de...de...¿ de qué cojones   estaba hablando?"


Estabas en lo más jugoso de la historia, y ahora navegas en lo Ignoto Imbezilizado, errático y lelo. Y no consigues regresar a tierra.


Un consejo de experto: nunca inicies una conversación que pueda ser interrumpida por un camarero, un familiar, un desconocido, o alguien que pase por allí. Todo comienza por una interrupción.





 

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