sábado, 10 de abril de 2021

JOSÉ RAMÓN....

 Me acaban de decir que ha fallecido José Ramón Villar, sacerdote.


José Ramón y yo éramos muy, pero muy diferentes y, cosas de la vida, no se me olvida la última frase que me dijo cuando le llamé para interesarme por su salud , tenía un cáncer: " sin ti yo no sería quien soy"..


Estudiamos juntos en el colegio El Salvador, en Zaragoza. Coincidí el curso que repetí. A los trece años. 


No consigo entender por qué se vino conmigo de monaguillo a la parroquia de Santa Engracia. Poque uno era un zascandil, muy golfo, y con un carácter tan distinto al suyo.


Después  lo animé a venir a Cuellar, un club juvenil de la opus dei.  Y allí  me hice de la prelatura, y después se vinieron un grupo que andábamos por los jesuitas: Javier, Jorge, José Ramón, y alguno más. A  José Ramón , ¡ recuerdo esa conversación como si fuese hoy!, le hablé de  entregarse a Dios en Comarruga, en una conversación en la playa, durante unos días de convivencia en semana santa.  Era en 1974.

Joserra, así le llamábamos, por entonces no pronunciaba bien la "erre".  él decía "Josega". Un día llamó a la puerta en una reunión y alguien dijo " ¿ quién es?".


- Soy José - contestó.


Al abrir vimos que era Joserra, y el que preguntó exclamó: ¡hombre, Pegamón!"  Y se quedó con "Pegamón".


Después nuestras vidas se separaron. Él siempre fue un niño maduro. Si veis la foto es igual que de chaval, pero crecidito y muy formal.  Se ordenó sacerdote y estuvo en Navarra impartiendo clases. Fue decano de la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra. Un coco. Un corazón de quilates. Y con esa ingenuidad y bondad que he visto en gente de estudio y reflexión y que tiende a vivir en otro mundo. 


José Ramón amaba su vocación sacerdotal. 


Cuando supe de su enfermedad le llamé. Le sorprendió.  Noté su perplejidad. Él era una persona delicada, y muy sensible. Hablamos. Y  sentí que, tal vez por respetarme, no me decía nada  tipo  "reza por mi", o " ¿qué  tal estás?"...imaginé que sabía que yo había dejado el opus dei  y, por discreción, o vete a saber qué, no hacía referencia a lo espiritual.  Así que le dije:


- Aunque  parece que no quieres hablar del tema que sepas que rezo por ti, y que aún me acuerdo de los años de Cuéllar. Y me gustaría que rezases por mi, me irá bien.


Silencio.


- Pues te agradezco que le digas. Sin ti yo no sería quien soy.


Poco después le comenté divertido..." no sé cómo terminará tu historia , pero estoy seguro que cuando vayas al cielo todo eso de la teología a la que has dedicado toda tu vida  no tendrá nada que ver con lo que es aquello.


- Seguramente.


Aún hablamos varias veces más.


Josérra tenía una vocación muy definida y muy potente.  Vivió sólo para aquello que dio un sentido su vida, básicamente. Nació para hacer lo que hizo, y como lo hizo . Es de esos   que de muy pequeños te dirán: «Yo quiero entregarme a Dios», y lo acaban haciendo.


Y lo hizo bien. Estoy seguro. 


Otros andamos dando vueltas de aquí para allá, parriba, pabajo , en proceso de búsqueda y un proceso en el cual , más o menos, terminas como buenamente puedes. 


En fin, cada uno es como es. La muerte no existe como contraposición a la vida, sino como parte de ella. Y ahora le pido a Joserra que me eche una mano. Que se acuerde del Suso de  Jesuitas, de santa Engracia, de Cuéllar, de los días que subíamos andando al colegio, esos días que reíamos y gamberreábamos  por la calle, tú, que eras tan formal, y que siempre tenías un refrán para cada situación.


No me dejes, Joserra.





5 comentarios:

  1. Descanse en paz. Era bueno, y paciente. Mucho.

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  2. Hoy me he acordado de vosotros en la misa de Santa Engracia, han pedido oración por él, y han comentado los nuevos monaguillos... saldrán otro Suso y otro Joserra?

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  3. Hubieras sido el mismo...al final todos cumplimos...no se sabe cómo, pero llegamos a ser lo que somos.

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