Me pregunto si existe el mal como categoría, absoluto, esencial.
Cualquier crimen tiene una explicación. Presenta siempre una última veta donde en el asesino más miserable brilla algo humano. Como si con un palo remueves una inmunda charca de pan de rana y se ve el reflejo del sol en sus aguas podridas.
Incluso el fanático que para salvar la humanidad hace saltar por los aires una guardería infantil lleva él mismo el cerebro lleno de terror: un chispazo neurológico que podría ser considerado enfermedad típica de los hombres. Pero no de los perros sarnosos ni de las ratas.
De Hitler cuenta Benedicto XVI en conversaciones con Peter Seewald tituladas “Dios y Mundo”, "estaba inmerso en lo demoníaco. Conocemos informes fiables de testigos oculares que demuestran que Hitler mantenía una especie de encuentros demoníacos que le hacían decir temblando ”El ha estado de nuevo aquí ” y cosas así. Se refería al demonio".
Leyendo la Historia parece a veces que el mal no toca fondo . Es un morbo que sólo se alimenta de sí mismo en plena negrura, donde ya no se barrunta ningún vestigio humano.
Si alguien quiere saber en qué consiste el mal absoluto, puro o metafísico, no tiene más que darse un paseo por la Historia. No es extraño que Dios se arrepintiese de haber creado esta mierda de barro que somos nosotros.
El odio alimenta las ideologías totalitarias. El fanatismo se alimenta del terror y de la muerte de millones de inocentes.
Hoy , como siempre,el mundo es un cuerpo social infectado por una septicemia. Y no hay ninguna enfermedad infecciosa que se cure con el bisturí. Las infecciones agudas no se operan. Al hombre sólo se le ha ocurrido sajar, amputar, cortar.
El golpe fatal del odio musulmán , que ya no busca sino la maldad absoluta, ha provocado una reacción muy pura. Y otros fanáticos tendrán la excusa perfecta para la venganza.
Desde este punto de vista , llama la atención ver a un pringado como Jesús, que nace en una sociedad de terror y violencia , de odios almacenados durante siglos, predicar como solución el perdón, el amor, el ofrecer la otra mejilla, el responder a un tortazo con un " si he dicho bien, ¿por qué me pegas?"
Y funcionó: por primera vez, el dolor de los pobres, de los humildes, de los que lloran, de los que tienen sed de justicia, comenzó a responder con un sentimiento primario de amor sin gritos de histeria ni reacciones populistas. Algún día, esta pesadilla acabará.
Sin duda, el vencedor será el que hoy mismo, sin esperar a mañana, siembre palabras, palabras, palabras , amor, paz, alegría, y no pistolas, sangre, dolor, miedo, y culpa.
Puedo parecer ingenuo, y a Él también lo acusaron de lo mismo...pero , si estás en este bando, esa es la solución.
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