Cuando alguien muere, no desaparece, y merece la pena recordarle. Porque esa persona se cruzó en tu vida sin que tú lo supieras.
Y no hace falta siquiera haber coincidido. Probablemente se emocionó con las mismas cosas que a ti te llegaron muy dentro. ¡ Tenemos tanto en común!
Es cuando no está cuando aparece la persona, porque se libera de sí misma, de sus sombras, de su voluntad, de su ambición, de cualquier proyecto, de cualquier conocimiento que creíamos tener acerca de ella.
Cuando se trate de una persona que se fue al borde del camino hay que evitar retirarse evitando ser vulgares. Y más cuando el azar ha querido que sea ella, y no tú.
Es bueno despedirse con la máxima delicadeza.
Esa alma amiga- sí, "amiga", aunque no la conocieras- cuyo umbral no volverás a franquear es a quien debes saludar y despedirte con el mayor cariño y respeto.
No todo el mundo piensa así, pero así debes comportarte.
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