sábado, 24 de abril de 2021

LA PEOR DE LAS TENTACIONES.

 Son muchas las pruebas que nos suceden a tod@s, y se presentan de muchas maneras. 


Una es la tentación de la nada – quizás la peor de las tentaciones: muy superior a la de la carne, la del orgullo o la de la vanidad, que son poca cosa.


Es esa en la que todos los seres que te rodean se aparecen como bloque herméticos, como bolas de billar que chocan unas con otras sin más contacto que la superficie exterior y con intenciones que se te escapan, que no alcanzas a entender. Los ves cristalizados en sus pasiones, en su egoísmo, en su tedio, angustiosamente aislados, arrastrados por un viento ciego y absurdo hacia la ausencia de final.


Simpatía, amor, intercambios, caricias, gestos exteriores de afecto, besos, sonrisas… son sólo espejismos, ilusiones: cada uno está solo, y únicamente comparte con los otros las cadenas del error, de la miseria y de interés. El azar hace a veces que dos o tres de esos bloques sigan el mismo camino durante un tiempo y rocen sus superficies.


A eso le llaman apertura, comunión, entendimiento… viene otro golpe de viento y esa embriaguez se transforma en choque doloroso o en separación definitiva, y se vuelve a precipitar en la nada.


Y no sólo ves así la gente: uno mismo se ve así. No se reconoce, se siente extraño, sin pertenencia a nadie, y siente que todos le miran como si fuera invisible. Se ve egoísta, incapaz de compartir: solo.


Si te sucede, pide ayuda. ¡No lo dejes estar!




1 comentario: