Una vez alguien muy piadoso y con mucho dinero me comentó que acostumbraba a hacer pactos con don Álvaro del Portillo , que entonces estaba en proceso de beatificación.
- Le pido que si me concede un contrato - se trataba de comidas en colegios , hospitales, centros de tercera edad - le daría al opus dei el 50% de los beneficios netos que obtuviera en el primer año.
Cuando me dijo esto se quedó en silencio un rato y siguió, como para puntualizar la petición: " después de impuestos, claro".
Me hizo gracia.
No tengo muy claro que opinaría don Álvaro de este hombre.
En El hacha, de Gary Paulsen, cuenta cuando un chico, a punto de que su avioneta se estrelle pues ha muerto el piloto y él se ha quedado solo en la cabina, sólo sabe decir: «—Por favor —dijo Brian. Pero ni siquiera supo qué o a quién pedir—. Por favor…» .
Por allí le anda la fe de esta gente.
Si Brian reza como mejor sabe, no está en mejor situación el protagonista de Pobby y Dingan, de Ben Rice que , angustiado ante la salud de su hermana pequeña, implora : «Me asomé a la ventana de mi cuarto y recé una especie de oración. Dije algo parecido a esto: “Por favor, que la gente busque a Pobby y Dingan”. Y junté las manos. Cuando acabé aquél rezo, me di cuenta de que no le había puesto dirección, y entonces murmuré: “P.D. Esta oración es para Dios o para cualquier ser poderoso que pueda oírme”».
Algo así rezaba nuestro hombre.
Al final esta gente se comporta de acuerdo con lo que son y lo que saben.
En El hombre sin rostro, de Isabelle Holland, Chuck pide perdón y dice «lo siento» a un personaje que le cae particularmente mal. Pero, nos cuenta, «mintiendo entre dientes con los dedos cruzados a la espalda. “Espero que te dé el tétanos y te mueras”, pensaba para mis adentros. Aunque entonces me asaltaba una especie de terror supersticioso. “No lo decía en serio, Dios”, pensaba rápidamente. “Bórralo, por favor”. No quería aquél peso sobre mi conciencia» .
En fin, unos y otros están muy lejos de lo que de verdad es rezar.
- Mas tú, cuando oras, éntrate en tu cámara, y cerrada tu puerta, ora á tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en secreto, te recompensará...Él ya sabe lo que necesitas.
Uno de los Urelles empieza a estar hasta el "congo" de protagonizar tus entradas. Últimamente no deja de preguntarse: ¿qué le he hecho o en qué le he contristado para que me trate así?
ResponderEliminarA mi no me ha hecho nada. Insisto, es un arquetipo,yo también lo soy. De verdad que no hay nada personal.
ResponderEliminarTampoco con "el otro"... está enfermo