domingo, 3 de abril de 2022

RECORDARLO TODO.

Cada vez me gusta más recordar y contar las cosas. Y vestirlas a mi manera. Que para eso uno ha hecho cosas sólo para poderlas ver de alguna manera. Aunque sea por escrito.


Soy un pesado cuenta historias. Me considero un buen exponente y ejemplar a proteger. Dicen que vivimos tiempos líquidos, pero para mí la textura de los días es chiclosa y divertida. No equivocarse, no cuento la vida para gustar, sino para gustarme . No quiero dejar huella, sólo que no se olviden en mi dentro. Mi  mundo no es de este mundo. Soñar  es un arte noble, como la poesía, el boxeo o el forrado de libros de texto.


Creo que lo más importante que me han enseñado mis padres ha sido quererme sin necesidad de dar pena, quejarme. Y si te quieren bien y si no te quieren, a la mierda. Ser amable sin alardes. Escuchar de vez en cuando. Coger el teléfono si te llaman, ayudar en la medida de lo posible. Contar alguna pena, vale; pero sobre todo compartir las alegrías.  Es un manual con apenas un par de páginas. 


Con el tiempo aprendí a que uno no puede caer bien a todo el mundo. Toread los días  arrimando el cuerpo. La vida es una cornada de una sola trayectoria.


Me encontré con un antiguo alumno.  Hacía treinta años que no nos veíamos. Charlamos de todo. Recordamos.


" Una de las cosas que recuerdo de ti fue una frase que me dijiste " cuando las puertas del cielo se cierren, la Virgen abre una ventana ".


No la recordaba. Le pregunté cuántos años tenía él cuando le dije eso.


- Doce.


Las personas olvidarán lo que dijiste y lo que hiciste, pero nunca olvidarán cómo las hiciste sentir.


Así somos.



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