martes, 21 de julio de 2015

CUATRO VALORES

Me pregunto que valores   me mueven en la vida. Allá van:  el agradecimiento, la verdad, la libertad, y la belleza, y además en ese orden.

El agradecimiento porque todo es gracia, y de todo hay que agradecer. El  agradecimiento se practica, y se  desarrolla.  Practica. 

La verdad es una de las cosas más poderosas que puedes decir. Verdad es aceptar la realidad, la tuya  primero. El suelo es verdad. Las paredes son verdad. La silla es verdad.  Esas cosas son poderosas porque pueden verse, oírse y sentirse. Son ciertas. Eso suele permitir construir otras cosas más grandes.Vivir en la verdad.

La libertad ha sido un regalo que me dio mi padre. Emocionaba escucharle hablar de libertad. ¡Y la vivió!. Vive libremente. Rompe tus barreras. Como diría Richard Bandler: “La libertad lo es todo, ¿y todo lo demás?: eso es el amor”.

De la belleza, ¿qué te voy a decir? Todas las artes, todos los paisajes , empezando por el rostro humano, toda  la ética es belleza: al final  la vida , tus actos, o son  bellos o   son feos.. De pura belleza te conmueves.

1 comentario:

  1. A Groucho Marx se le atribuye esta frase: "Éstos son mis principios. Si no le gustan, tengo otros".

    Es una enorme meditación, que exige mucha introspección y mucho sinceramiento consigo mismo, la de definir cuáles son nuestros principios y valores, y cuál es su jerarquía.

    Yo cada vez concibo más la vida como una transmisión. O mejor dicho, no es que la vida sea una transmisión, sino que la vida es lo transmitido. Que la misión de los vivos es transmitir vida, engrandecerla y multiplicarla, de la manera que sea: biológicamente, moralmente, espiritualmente, artísticamente, etc.

    En esa transmisión, los vivos somos el eslabón entre los muertos y los descendientes, que en primer lugar son los hijos, pero que en general son todos los aún no nacidos.

    Si pensamos que el ser vivo es el ser que tiene la vida, en esa cadena de transmisión el puesto principal lo ocuparán los vivos, que están en el centro. Y desde ese puesto central, los vivos percibirán a los muertos como un recordatorio molesto (y que hay que reprimir) o una advertencia desasosegante de lo que les aguarda; y a los no nacidos los percibirán como una amenaza de envejecimiento y desplazamiento. Si el ser vivo es el ser que tiene la vida, los no vivos (los ya muertos y los aún no nacidos) son quienes amenazan con arrebatársela.

    Pero si pensamos que el ser vivo no es quien tiene la vida sino quien la transmite, que la vida no pertenece al vivo sino que el vivo pertenece a la vida, entonces hacia los muertos sentiremos agradecimiento, y hacia los aún no nacidos sentiremos deuda. De sí mismos, los vivos sentirán que son emisarios entre los muertos como remitentes y los no nacidos como destinatarios.

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