Cada verano regreso a Stevenson y su "Isla del Tesoro".
Hace años que bebo de esas páginas , que es como recordar mi adolescencia , y mi adolescencia. Eso es decir mucho, porque allí era un buen chico.
Tengo mis obsesiones ,como algunas canciones que andan remansadas allá dentro , y que despiertan al eco de recuerdo y que te das cuenta de que sólo los niños la oyen bien.
Yo soy uno de esos niños. y sólo conozco una respuesta a la pregunta de si puede un hombre ser feliz: "sí, antes de que crezca y se haga hombre".la única respuesta que supo dar a la pregunta «¿puede un hombre ser feliz?» fue la de que «sí, antes de que llegue a ser hombre».
Al fin y al cabo la vida es un volver a recordar que la felicidad del cielo sólo la logran quienes se hacen como niños.
El talento poético de Stevenson está en habernos hecho comprender qué grandes eran aquellas emociones que sentimos cuando éramos niños y qué necesarias siguen siendo cuando hemos crecido.
La editorial Sexto Piso acaba de sacar un recopilatorio de las narraciones de Josep Conrad.
ResponderEliminarToas, toítas.
Aventuras de hombres de mar en Africa y en el Indico; rompiéndose las meninges contra el destino, luchando por la dignidad, con un realismo atroz que te pone las puntas de pelos, criticando el colonialismo europeo, las desigualdades y la injusticia, echándole huevos contra las tormentas marinas y la mala baba humana.
Aventureros en un mundo enorme, donde los alíseos zumban la badana, donde hacer un nudo puede sacarte de un apuro de tres pares, y donde al final hay una playa bellísima donde unas nativas te bailan el casachumba casachumba, que te reconcilias con el mismísimo demonio.
Un libraco de 1.000 páginas y 55 pavos, para llevar a la montaña, tirarse por un acantilado o vértelas con una panda de hijos de su madre con tan solo tu vieja navaja para cortar chorizos del pueblo.
Algunas de las aventuras provocaron la envidia más sana de escritores de salón de principio del pasado siglo, que al leerlas exclamaron:
"Eso tenía que haberlo escrito yo"
...
Chorraco de aire fresco.
Estudio de la naturaleza humana a tres mil millas de los salones intelectuales.
Allá donde los mapas se acaban.
ontacto : http://www.sextopiso.es/8045-narrativa-breve-completa/
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De acuerdo, no tienes los cincuenta pavos, no te fías de mi criterio y encima estás hasta los mismísimos.
No hay problema.
Hazte un favor, leete por lo menos "El corazón de las tinieblas".
Tal vez la mejor narración del siglo XX.
Muy cierto: hay sentimientos que o se tienen de niño, o ya no se tienen nunca. Y cuando de adulto uno los recuerda, se apena de no ser ya capaz de volver a sentirlos. El sentimiento de lo sagrado al entrar en alguna catedral, el sentimiento de un tiempo que no acaba nunca durante los días veraniegos, el sentimiento de aburrimiento atroz durante tantas tardes, el sentimiento de lo imponente ante amorfos conglomerados rocosos, el sentimiento de diversión durante películas de las que deseábamos que no acabaran nunca, el sentimiento de camaradería con los compañeros del colegio (Hitler hablaba de la „camaradería de trincheras“, refiriéndose a que la experiencia de la lucha en trincheras hermana a los hombres, pero para entablar ese nexo hace falta toda una primera guerra mundial, mientras que nosotros, para hermanarnos con semejante intensidad, no necesitábamos más que la amenaza de algún examen o alguna trastada inocente –¿resultará que Hitler desencadenó la segunda guerra mundial porque sentía nostalgia de la primera?–), el sentimiento de que el mundo tiene sentido cuando pensábamos en nuestras madres. Pero yo, el sentimiento que más añoro es el de miedo. Yo sigo teniendo mucho miedo de los fantasmas: un miedo fundado en experiencias. Cuando incluso ahora ese miedo me acomete a veces –y yo llego a llorar de miedo y a pasar noches en vela–, se establece una continuidad absolutamente ininterrumpida entre yo ahora y yo con ocho años. Cuando llevo un tiempo sin sentir ese miedo, lo añoro, y siento casi hasta pena de que los fantasmas me hayan abandonado.
ResponderEliminar¡Buf!
EliminarVaya comentario!
Gracias
A ver, muchacho Suso, se me está ocurriendo una idea completamente loca.
ResponderEliminarResulta que la segunda y tercera semana de agosto tengo a mi disposición un pedazo de piso en primera línea de playa en Tabernes de la Valldigna, en Valensia, entre Cullera y Gandía.
Vente a pasar unos días.
Te echas en una bolsa cuatro bañadores, cuatro libros, cuatro mudas y un par de zapatillas. Na más.
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Pedazo de terraza de treinta metros con todo el Mediterráneo delante.
Cinco mil kilómetros de playa y acantilados para andar.
Profundo conocimiento de todos los baretos a diez kilómetros a la redonda.
Excursión a La Albufera de Valencia, donde mi amigo el Peret nos puede llevar en su barca a perchero entre cañas y barro.
Interesantes conversaciones con un vecino jubilado que fue catedrático en La Laguna.
Almuerzo valenciano en casa Manet, donde el dueño y la dueña te cuentan siempre mil milongas.
Tarde a la sombra de la Montaña Mágica, en Denia.
Ir al puerto de Javea y pujar en la lonja de pescado.
Tiempo para leer y escribir.
Cine de verano donde se proyectan algunas de las pelis más cutres de la cartelera occidental.
Bocata de sobrasada mallorquina acompañada de cervezón y olivas.
Posibilidad de bucear totalmente gratis.
Picadura de medusa garantizada, con visita al Centro de Salud donde una cubana de treinta y cinco te hará pasar un rato que pa qué.
Partida de dominó con dos ex presidiarios redimidos por el arte de montar cocinas.
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Lo reconozco, vamos a parecer dos vejetes verdes mirando al mar, con caras de pasmaos.
Pero..., ¿realmente te vas a cortar por ello ?
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Igual hasta nos da tiempo de escribir una novela o un buen guión para el Jero.
No te lo pienses y vente,
Mariquita.
La idea no es loca, y suena muyyyy bien.
EliminarPero ya tengo cogidas las dos primeras y no sé qué será de mi en esos días, profesionalmente hablando.
Gracias, y un abrazo
No me atrevo a decírselo a la cubana, la chica se había ilusionado con el plan.
ResponderEliminar¡Recapacita, estás a tiempo!
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Si puedes venir, silba.
Es fácil, se juntan los labios y se sopla ( lo decía Rita Jeivor en una peli , y le tenía ganas a la frase ).
Abrazote.