lunes, 20 de julio de 2015

EL TREN DE LA VIDA

Llegué al tren de la vida  en una estación que se llamaba Marisol y Carlos.

El tren siguió en los paisajes de mi infancia ,un recuerdo maravilloso de paz y felicidad. En ese vagón viajamos  Marisol, Chema, Mila y Reyes. ¡Muchas canciones, muchas  risas, y una manera de entender la libertad...!

Piensas que siempre estarán allí, acompañándonos,  pero  no, hay una estación donde alguien se apea definitivamente. Y el tren sigue  su viaje.  

Suben amigos, nuevas vías,  proyectos, biografías que te acompañan en aventuras  nuevas. Y   esa mujer que amaste más que a nada ni a nadie. Que la amaste  y te  cambió para siempre. La vida, tan incierta. También ella se  bajó en una estación años después  para nunca más volver a coger ese tren.

¡Ironías de la vida!: a veces la gente que amamos se encuentra en otros vagones de ese mismo tren, y podrías visitarlos, y el azar hace que no coincidamos, o sí. Y cuando llegamos a ese vagón resulta que la butaca de nuestro amig@ ya está ocupada. Y piensas: "¡vaya mierda de amigo fui. No supe estar cuando me necesitabas".

Y cogemos  otro  tren, y  nos perdemos en viajes  imposibles, vamos  de polizones , o nos colamos , como de crío en los tranvías de Zaragoza. 

La gran pregunta es "¿qué día bajaré  en mi último  viaje , y en qué estación?".

¿Cómo se llamará esa Stazioni Termini?, ¿quienes bajarán antes que yo en su estación final?.

De lo que estoy seguro es que bajaré en esa estación y en el andén me encontraré a  Carlos, mi padre, a Manuela , a   esos que se adelantaron, y me recibirán  con los brazos abiertos, festivos, alegres, y dirán "¿qué tal te fue, Suso?, ¡qué bien que llegaste!, ¡ya verás!. 

De eso estoy seguro, porque si no, ¡qué estafa!: ¿qué sentido si no tiene esta vida?

Sí, estoy convencido que Dios me pedirá cuenta del amor, y sólo de eso. No   lo veo vestido de guardia civil, o de Juez, calzándome todas las multas de un código  del que Él jamás habló.

Y yo lo que quiero es amar, amar mucho. Soy un pobre hombre viviendo en el desvarío regresando a casa  en un tren  ¡ma ra vi llo so!




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