Muchos creyentes están más interesados en lo que ya saben, que en lo que no saben.
Yo no. Sé alguna cosa, intuyo unas pocas, y voy ciego ante la luz.
Si blasfemar es ofender a Dios, hay muchas oraciones que suenan blasfemas. Por ejemplo, esos que aseguran que todo lo que ocurre en este mundo es voluntad de Dios...pues, ¡pobre Dios!.
Él dice que no hace falta que le pidamos nada. Que Él ya sabe lo que necesitamos antes de que abramos la boca: ¡cómo para darnos lo que le pedimos, y lo que pensamos que necesitamos!
Un Dios que te ayuda según como se lo pidas y te convenga está bajo la sospecha de estar concebido a nuestra imagen y semejanza. Sobre todo a la tuya.
Y así lo ven muchos creyentes.
Si en algún momento de un reunión alguien te susurra al oído " este hombre es un santo: tiene los dones del Espíritu Santo, y sus frutos caerán sobre ti, y te vivificará".
Sal corriendo de allí, ¡pero zumbando y sin mirar atrás!: es mentira.
Todo es mucho más sencillo.
ResponderEliminarToda la razón...y asi se nos pasa la vida jugando a las probabilidades...nos damos respuestas creyendo las cosas importantes como las viven otros. Asusta un poco la búsqueda de lo extraordinario. Cuando lo mas extraordinario esta en lo que nos rodea y en este "maravilloso jardin" que nos prestan para vivir. No se...se muy poco.
Gracias Suso! Espero que estés pasando un buen verano!
Saludos
TT
Esto es lo que pasa ahora con Pablo Iglesias. No tiene nada que mostrar, pero los ha encandilado a todos con su melena y sus poses proféticas. Cuando habla y gesticula se inspira en las películas de Stanlin y Hitler, dos hombres sanguinarios, y una multitud les vota. Creo que es más bien un voto contra el sistema que a su favor.
ResponderEliminarA Artur Mas, por lo menos, ya ni le votan.
Hombre, Dr. Jeckyll, a mí no me parece que Pablo Iglesias hable ni gesticule como Stalin ni como Hitler. Para mí, el problema de Podemos es que, a diferencia de los partidos más institucionalizados, es decir, de "la casta", por ser un partido joven y sin historia se reduce a su primer jefe, que es Pablito. Y el problema de Pablito no es tanto que le vaya el papel de showman (eso se lo perdonaríamos), sino que esa retórica de ellos = los ricos y corruptos contra nosotros = los pobres y renovadores está ya muy gastada. Pero dejando aparte a Pablito y sus amigos, a mí me parece muy bien que la ciudadanía, que es lo que antes se llamaba "la gente", como ha dejado de reconocerse en unos representantes oficiales que se han autonomizado de la población y ya sólo viven para su propio partido (como esas empresas donde parece que los clientes no existen y todo se reduce a procesos internos), cobre cada vez más conciencia política y decida representarse directamente a sí misma. Pero la entrada de hoy no va de esto.A mí me da miedo eso de que Dios sabe lo que necesitamos antes de que lo sepamos nosotros mismos, porque viene a significar que quizá estemos completamente equivocados acerca de lo que nos parece que somos, y que todas nuestras certezas pueden ser falsas. Que pedirle a Dios no sirve de nada porque en realidad no sabemos lo que necesitamos. A mí eso me produce miedo.
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