viernes, 11 de septiembre de 2015

ALMAS EN PENAS

Muchas veces  comienzo el día  con la idea  de dar una alegría a un alma en pena. 

¿Hay almas en pena?. Sí, las hay. Lo difícil es encontrarlas. Dentro de muchas personas  hay un infierno, o han pasado por él. No llevan esculpido en el rostro ese dolor, esa tristeza, esas ausencias  que duelen.

Hay biografías tan tristes  que justifican  muchos de los pecados de la gente  que  las  protagoniza. Lo mismo  que hay amores  tan bellos que justifican  todas  las  locuras que puedan hacerse por  él. 

Juzgar a unos y a otros, no está bien, porque nadie está a salvo de ellas alguna  vez  en la vida.


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PERDONARSE.

2 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo Suso. Hace no mucho (incluso habiendo pasado un tiempo que dejé el Betis), seguía juzgando a la gente por sus locurss y pecados (no con mucha dureza, pero los juzgaba). Ahora y por suerte, mi mente ha cambiado y quiero ser de esos que cometen locuras.

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  2. ¿ Difícil encontrar almas en pena ?
    ¡ Por Dios bendito !, pero si es más fácil que nada.
    Si de verdad alguien quiere currar para alegrar almas en pena, os ofrezco las coordenadas exactas.
    ...
    Hospital del Niño Jesús, Avd. Ramón y Cajal, frente al Retiro, Madrid.
    Entras por la puerta principal y te diriges a cualquiera de los pabellones donde penan niños pequeños, acompañados de los guiñapos de sus papás.
    Allí verás algunos de los dolores más incomprensibles que vas a ver en toda tu vida. Niños piñados en accidentes de tráfico; niños con cáncer y sin pelo por la quimioterapia; gitanillos con deficiencias mentales y graves problemas de comunicación.
    ...
    Nunca he visto el dolor de la condición humana expresado de forma tan nítida en el rostro de los pequeños y de los padres.
    Si las enfermedades son ya de por sí muy difíciles de comprender, cuando atacan a niños chicos te dan ganas de coger una botella de cristal, llenarla de gasolina, prenderle una mecha y lanzarla contra todos y todos. Duele que te cagas, de forma rotunda y totalmente destructiva.
    ...
    Allí he visto la gente más loca del mundo intentar atenuar el dolor.
    Voluntarios de la Cruz Roja, payasos gratuitos; organizadores de eventos en el salón de actos y los mejores: las fuerzas de infantería.
    ...
    Las fuerzas de infantería son las propias personas en estado de locura temporal. Cualquier persona.
    Visitantes, padres, limpiadoras o simplemente uno que no sabía dónde se metía y que ya se ha liado hasta las trancas.
    ...
    No piensan, actúan.
    No razonan, se dejan llevar por el instinto.
    No tenían pensado pasarse toda la tarde y parte de la noche en el hospital, simplemente les resulta imposible dejar de hacer todas las gilipoyeces que la condición humana es capaz de desarrollar de forma aleatoria.
    ...
    Hacer reir a un niño.
    Ayudar a caminar a un tullido.
    Darle un beso en los morros a una enfermera que está a punto de petar, y necesita un empujón.
    Decirle a un ATS que es un crack, con la intención de que no se vuele la tapa de los sesos tras un fallecimiento.
    Encararse con un médico para sacarle lo mejor que lleva en su alma.
    Tirarse a por una madre desconsolada que llora en un banco.
    ...
    Llevo dos años viendo este espectáculo todos y cada uno de los días de la semana, y lo cierto es que mi vida ha cambiado para siempre.
    Ahora ya no soy capaz de decir que es difícil encontrar almas en pena.

    Ahora me gustaría poder vivir trescientos años para poder seguir haciendo el canelo en el puto hospital de los cojones.

    Porque allí, precisamente allí, en medio de tanto dolor,por fin he descubierto de qué va esta jodida vaina de vida.

    Y luchar junto a la gloriosa infantería de mindunguis voluntarios.

    Son el copón bendito, que dicen en mi pueblo.
    ...

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