Me han formado de una manera que me lleva a estar atormentado. Mi sexualidad es compleja, Dios está muy cerca de ser un juez implacable. La sombra del Diablo me sigue. Pienso que bastantes de nosotros estamos hechos para sufrir. Algunos creemos que tenemos esta especie de destino. Y ,en ocasiones, me parece que soy yo el que cierra todos los cerrojos de la habitación en la que vivo, y lanzó la llave por la ventana.
Tú estás fuera, y me ves encerrado, y no puedes hacer nada por liberarme de esa atmósfera asfixiante. Me ves acorralado, dando vueltas a esa habitación.
Me gritas que rompa esas paredes, que abra la ventana, que haga añicos los cristales. Todo es una mentira que he querido creer. Estoy solo por mi culpa: ¡cuánto espacio desaprovechado!.
Recuerdo una cita de una película que se me quedó muy dentro al verla:
- "¿Qué tenía de especial su esposa?
-¿Cuánto dura su programa?”
Y hoy parece que sí, que comienza una nueva historia, otra vez: rompo la pared, hago añicos el cristal dela ventana de mi habitación, y salto a la calle, donde Dios es bueno, y yo también, y tú me quieres.
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