viernes, 25 de septiembre de 2015

UN RAMO DE MARGARITAS

El día 18   celebramos la  Misa aniversario  por el alma de Manuela.

El 17  lo  pasé muy mal. Me encontraba en un  cruce de caminos de orden    moral que  me inquietaba. Vivía horas de mucho  desasosiego.  No sabía qué determinación tomar.

Al atardecer de  aquel 17  , de regreso a casa, sumido en  un estado de ánimo  incierto  y algo atormentado,  pedí a Manuela:

- ¡Te necesito!: dame una señal. Si mañana me entregas  un ramo  de margaritas, en mano, sabré que decisión tomar.

Son cosas  que pides  por pedir, llevado de la angustia, de la  desesperación, porque no   aciertas a   decidir qué es lo correcto.

Al día siguiente no recordaba  la petición  de la noche anterior. Y, probablemente, no hubiese venido a la memoria de no ser  por un watsap  que  recibí a media  mañana:

" Voy a Matilla por la tarde. Si te parece  llevo un ramo de margaritas".

Por unos instantes recordé la señal que había pedido, y sentí una  emoción  turbadora  muy  intensa. Paré el coche en el arcén  y comencé a llorar. 

Pero la petición había sido "un ramo de margaritas en mano".

Por la tarde fuimos con esa persona al  cementerio. Ella llevaba el ramo de margaritas. Para  poder abrir el candado de la verja que abre la puerta al camposanto  me ofrece el ramo:

- Toma, cógelas.

Al ver el ramo en la mano , lloré. Me pareció que ella estaba allí, a  nuestro lado. "Es demasiado bonito", pensé. Sin embargo, es lo que había pedido.

La persona que me acompañó  , viendo la emoción,  no quiso saber  , tal vez lo achacó al aniversario. Le conté lo que estaba sucediendo:

- Manuela está aquí.

Y le conté.

Y  tomé  la decisión.

Este es mi testimonio, y aquí lo dejo  escrito.

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