Hay un día en tu vida, casi un instante, mágico, extraordinario , en el que te das cuenta que formas parte de un milagro, y que tienes la suerte de estar allí, en primera fila, en el balcón con derecho a vistas a la plaza de la vida.
Ese día te acuerdas de la gente que quieres y harías cualquier cosa porque estuviesen allí, contigo. Te sientes un privilegiado.
Hay muy pocos días así en la vida de las personas, pero en seguida los identificas Un instante que es la leche. Ese día todo es bueno. Sientes la necesidad de comunicar toda esa alegría, y decir - ¡cantar!- : ¡yo estuve allí!
Ya sabéis a qué me refiero porque, aunque todos hemos tenido nuestro peculiar éxtasis, cada uno disfrutó del suyo en forma de gracias distintas.
Sucede tan pocas veces que quizás tú aún no la hayas reconocido en tu biografía. Es cuestión de atención. Pero, si de verdad te sucede, no hará falta que atiendas, pues es un deslumbramiento de tal magnitud que hasta sordos, ciegos, disminuidos de todo tipo, lo perciben.
Es como cuando vas en un tren y hay una estación que debes bajar. Tú vas hablando por el móvil, o pensando en lo que sea y no te das cuenta y se te pasa, y la cagaste . ¡No hay vuelta atrás!
Pues ese día del que te hablo es lo mismo: una estación. Y es muy importante, porque puedes elegir por donde va a seguir todo: si por ese camino que es nuevo, o no. Por eso tenemos que estar muy atentos, amigo , muy atentos, porque hay muy pocas cosas buenas y si encima se te pasan porque estas hablando por el móvil, , pensando en tu rollo de siempre: ¡pues vaya mierda!.
A Manuela la conocí de esta manera, y supe que mi vida cambiaría gracias a esa mirada.
Con Juan Pablo II en el balcón tuve una experiencia de esta intensidad que te hablo.
Aún habrá más...
Probablemente tengas razón, pero yo soy amigo de las acciones constantes que originan un hábito, como decía Aristóteles. Temo a los que yo llamo iluminados, que se mueven por impulsos.
ResponderEliminar"¿Dónde está la palabra, corazón, que embellezca de amor al mundo feo; que le dé para siempre -y solo ya- fortaleza de niño y defensa de rosa?" (JRJiménez).
Yo temo a los iluminados. Sean con habitos o sin habitos
ResponderEliminarLos chutaos de cuna
Ayer tuve la dicha de sentir esta entrada tal y como la has escrito
ResponderEliminarPues enhorabuena!
ResponderEliminarEl iluminado: "el hombre con una misión". Puede ser poeta, ingeniero, contable, pintor... Él no piensa: el solo quiere llevar a cabo su misión, caiga quien caiga. No hay ley natural, no hay justicia. Él ha recibido la revelación, lo/los demás se han convertido en medios.
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