martes, 27 de octubre de 2015

CRUCE DE CAMINOS.

Hay un día en tu vida, casi un instante, mágico, extraordinario , en el que te das cuenta que formas parte de un milagro, y que tienes la suerte de estar allí, en primera fila, en el balcón con derecho a vistas a la plaza de la vida.

Ese día te acuerdas de la gente que quieres y harías  cualquier cosa  porque estuviesen allí, contigo. Te  sientes  un  privilegiado.

Hay muy  pocos días así en la vida de las personas, pero en seguida los identificas Un instante que es la  leche. Ese día todo es bueno. Sientes  la  necesidad  de  comunicar  toda esa  alegría, y decir - ¡cantar!- : ¡yo  estuve  allí!

Ya sabéis a qué me refiero  porque, aunque  todos  hemos tenido  nuestro peculiar éxtasis, cada uno disfrutó del suyo en forma de gracias  distintas.   

Sucede tan pocas veces que quizás tú aún no la hayas reconocido  en tu biografía. Es cuestión de atención. Pero, si de verdad te sucede, no hará falta que  atiendas, pues es un deslumbramiento de tal magnitud que hasta sordos, ciegos, disminuidos de todo tipo, lo perciben.

Es  como cuando vas en un tren y hay una estación que debes bajar. Tú vas hablando por el móvil, o pensando en lo que sea y no te das cuenta y se te pasa, y la   cagaste . ¡No  hay vuelta atrás! 

Pues ese día  del que te hablo  es lo mismo: una  estación. Y es muy importante, porque puedes elegir por donde va a seguir todo: si por ese camino que es nuevo, o no. Por eso tenemos que estar muy atentos, amigo , muy atentos, porque hay muy pocas cosas buenas y si encima se te pasan porque estas hablando por el móvil, , pensando en tu rollo de siempre: ¡pues vaya mierda!.

A Manuela la conocí de esta manera, y supe que mi vida cambiaría gracias a esa mirada.

Con Juan Pablo II en el balcón tuve una experiencia de esta intensidad que te hablo.

Aún habrá más...



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SOLO

DESPISTADOS

5 comentarios:

  1. Probablemente tengas razón, pero yo soy amigo de las acciones constantes que originan un hábito, como decía Aristóteles. Temo a los que yo llamo iluminados, que se mueven por impulsos.
    "¿Dónde está la palabra, corazón, que embellezca de amor al mundo feo; que le dé para siempre -y solo ya- fortaleza de niño y defensa de rosa?" (JRJiménez).

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  2. Yo temo a los iluminados. Sean con habitos o sin habitos
    Los chutaos de cuna

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  3. Ayer tuve la dicha de sentir esta entrada tal y como la has escrito

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  4. El iluminado: "el hombre con una misión". Puede ser poeta, ingeniero, contable, pintor... Él no piensa: el solo quiere llevar a cabo su misión, caiga quien caiga. No hay ley natural, no hay justicia. Él ha recibido la revelación, lo/los demás se han convertido en medios.

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