Escucho en el AVE una conversación telefónica de una hija de dieciséis años, más menos, con su madre. Sé que es la madre por las contestaciones que da, y la cara con la que contesta. De un profundo cansancio, rozando el hastío, el asco.
En ningún momento contesta con un "mamá".
Estoy presenciando en directo una A.A.A. (Adolescente de Aspecto Adolescente).
- Nada- contesta.
- Bueno, nada- responde.
- No.
Me recuerdo en mis dieciséis años.
- ¿Qué has hecho, Suso?
- Nada.
- ¿Dónde estuviste, Suso?.
- Por allí.
La verdad es que un tío que dice haber estado por allí sin hacer nada es de lo más majo que se puede ser a los dieciséis años. Cero conflictivo. Majo, piadoso, salvo algún problemilla (Cfr . B-10-, 3, 28). Nada serio que pudiese provocar a mis padres.
Lo cierto es que , con toda seguridad, yo era un problema, un cúmulo de problemas, de tipos sexuales, afectivos, morales, psicológicos. Un tipo que cuando contestaba "nada", o "por allí", acojonaba , y mucho. Lo escribiré para que se me entienda muy bien: A CO JO NA BA.
La niña del AVE me recordó a mi . Y aquí lo dejo.
No creo que hayamos cambiado mucho desde mi adolescencia a la de esta cría del AVE.
Paciencia, padres de hijos adolescentes. Y no sufras: no serás tú quién cambies las cosas. Y menos mal.
Tampoco mi madre lo consiguió la tarde que , extrañada, me vio llegar con un amigo a casa " a estudiar".
"¿Estudiar ha dicho?", pensó mi madre. "Mi Suso no ha estudiado con un amigo en casa en toda la vida...algo huele a podrido en Can Mendive".
Encima, el amigo que me acompañó , Nacho Rodríguez Ruiz, tenía cara de hacer bachillerato agrícola en la EFA ¡ YATEVALE,CABEZA!, y no bachillerato en los Jesuitas.
Pocos minutos después, mi madre vio que apagábamos la luz de la sala de estudio...segundos más tarde abre la puerta , y nos pilla mirando por la rendija de la ventana a la vecina del tercero , que acostumbraba a cambiarse al llegar del colegio. Y, lo que son las cosas, quedaba en pelotas un rato.
Podéis imaginar el susto de mi amigo , el mío, y el de la vecina, pues mi madre abrió la ventana y le avisó que dos gorilas la espiaban .
Dicho esto, expulsó a Nacho de casa. Y a continuación me soltó un soplamocos que vi al arzobispo de Zaragoza bailando una jota con Carol Burnet.
No consiguió gran cosa con el tortazo pero, es curioso, no le guardo ningún rencor.
Es más, se me curó, más o menos la adolescencia, y segui palante.
Como a esta chica del AVE que, con toda seguridad, dentro de unos años escuchara de su hija "nada, con nadie, bah".
Amarcord, creo que la foto es de esa película. Un saludo.
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