lunes, 5 de octubre de 2015

OTRA DEL AVE.

Escucho  en el AVE una  conversación telefónica de una hija de dieciséis  años, más menos, con su madre. Sé que es la madre por  las contestaciones que da, y la cara con la que contesta. De  un  profundo cansancio, rozando el hastío, el asco.

En ningún momento contesta con un "mamá".

Estoy  presenciando en directo una A.A.A. (Adolescente de Aspecto Adolescente).

- Nada- contesta.

-  Bueno, nada-  responde.

- No.

Me recuerdo  en mis dieciséis años.

- ¿Qué has hecho, Suso?

- Nada.

- ¿Dónde estuviste, Suso?.

- Por allí.

La verdad  es que un tío que dice haber estado por allí sin hacer nada es de lo más majo que se puede  ser  a  los dieciséis años. Cero  conflictivo. Majo, piadoso, salvo algún problemilla (Cfr . B-10-, 3, 28). Nada serio que pudiese  provocar a mis padres.

Lo cierto  es que , con toda seguridad, yo era un problema, un cúmulo de problemas, de tipos sexuales, afectivos, morales, psicológicos. Un tipo que cuando  contestaba "nada", o "por allí", acojonaba  , y mucho. Lo escribiré  para que se me entienda muy bien: A  CO  JO  NA  BA.

La niña del AVE me recordó a mi . Y aquí lo dejo.

No creo que hayamos  cambiado mucho desde mi adolescencia a la de esta cría del AVE.

Paciencia, padres de hijos adolescentes. Y no sufras: no serás tú quién cambies las cosas. Y menos mal.

Tampoco mi madre  lo consiguió la tarde que , extrañada, me vio llegar con un amigo a casa " a estudiar".

"¿Estudiar ha dicho?", pensó mi madre. "Mi Suso no ha estudiado  con un amigo en casa en toda la vida...algo huele a podrido en Can Mendive".

Encima, el amigo que me acompañó  ,  Nacho Rodríguez Ruiz,  tenía cara de hacer bachillerato agrícola en la EFA ¡ YATEVALE,CABEZA!, y no bachillerato  en los Jesuitas.

Pocos  minutos después, mi madre  vio que apagábamos  la luz de la sala de estudio...segundos más tarde  abre la puerta , y nos pilla mirando por la rendija de la ventana a la vecina del tercero , que acostumbraba a cambiarse al  llegar del colegio. Y, lo que son las cosas, quedaba en pelotas un rato.

Podéis imaginar el susto de mi amigo , el mío, y el de la vecina, pues mi madre abrió la ventana y le avisó que dos  gorilas   la espiaban .

Dicho esto, expulsó a Nacho de casa. Y a continuación  me soltó un soplamocos  que  vi al arzobispo de Zaragoza bailando una jota con Carol  Burnet.

No consiguió gran cosa con el tortazo pero, es curioso, no le guardo ningún rencor.

Es más, se me curó, más o menos  la adolescencia, y segui palante.

Como a esta chica del AVE  que, con toda  seguridad, dentro de unos años escuchara de su hija "nada, con nadie, bah".  


1 comentario: