Encuentro este texto anónimo de un indígena de Alaska . Fue escrito en 1896.
Conmueve leer , y comprobar, que somos tan maravillosamente iguales en esto del amor. No sabemos nada de este hombre, y no importa. Lo que importa, y mucho, es que ese dolor que describe lo entendemos muy bien.
Se ha escrito de muchas maneras, se ha cantado, se ha pintado...y en miles de culturas, de aquí y de allá, de las creencias más diversas y extrañas las nuestras.
¡Y se le entiende tan bien a este hombre!
Por eso, resulta ridículo que podamos pensar que estamos en la verdad. ¿En la verdad de qué, o de quién?.
Si se nos juzgará por el amor...¿de qué verdad hablamos?
"Corre fuego a través de mi cuerpo con el dolor de amarte, el dolor corre a través de mi cuerpo con el fuego de mi amor por ti.
Dolor ardiendo a punto de estallar de mi amor por ti, consumido por el fuego de mi amor por ti.
Recuerdo lo que me dijiste, y estoy pensando en tu amor por mi.
Estoy desgarrado por tu amor por mi, dolor y más dolor.
A donde vas con mi amor?
Me han dicho que te vas de aquí.
Me han dicho que me dejas aquí.
Mi cuerpo está paralizado de dolor.
Recuerda lo que te dije mi amor.
Adios mi amor, adios."
Después de leer esta maravilla pienso, porque lo he vivido, que la separación es todo lo que se necesita para conocer el infierno...
Ese indígena somos nosotros mismos.
ResponderEliminarEsa despedida es la nuestra.
Ese amor desgarrado es el vivido.
...
Nada nos hace más iguales que el amor.
La máquina de saltar fronteras y almanaques.
Allá, donde los mapas terminan.