jueves, 1 de octubre de 2015

ADIOS, MI AMOR, ADIÓS.

Encuentro este texto anónimo de un indígena de Alaska . Fue escrito en 1896. 

Conmueve leer , y comprobar, que somos tan maravillosamente iguales en esto del amor. No sabemos nada de  este hombre, y no importa. Lo que importa, y mucho, es que  ese dolor  que describe lo entendemos  muy bien.

Se ha escrito de muchas maneras, se ha cantado, se ha pintado...y en miles de culturas, de aquí y de allá, de las creencias más  diversas y extrañas   las nuestras.

¡Y se le entiende tan bien a este hombre!

Por eso, resulta ridículo que podamos pensar que estamos en la verdad. ¿En la verdad de  qué, o de quién?.

Si se  nos juzgará  por el amor...¿de qué verdad  hablamos?

"Corre fuego a través de mi cuerpo con el dolor de amarte, el dolor corre a través de mi cuerpo con el fuego de mi amor por ti.
Dolor ardiendo a punto de estallar de mi amor por ti, consumido por el fuego de mi amor por ti.
Recuerdo lo que me dijiste, y estoy pensando en tu amor por mi.
Estoy desgarrado por tu amor por mi, dolor y más dolor.
A donde vas con mi amor?
Me han dicho que te vas de aquí.
Me han dicho que me dejas aquí.
Mi cuerpo está paralizado de dolor.
Recuerda lo que te dije mi amor.
Adios mi amor, adios."

Después de leer esta maravilla  pienso, porque lo he vivido,  que la  separación es todo lo que se  necesita  para conocer el infierno...





1 comentario:

  1. Ese indígena somos nosotros mismos.
    Esa despedida es la nuestra.
    Ese amor desgarrado es el vivido.
    ...
    Nada nos hace más iguales que el amor.
    La máquina de saltar fronteras y almanaques.
    Allá, donde los mapas terminan.

    ResponderEliminar