Nadie entiende como llegó tan alto, tan profundo, y tan lejos.
Tiene años suficientes para plantearse dejar de ganar la morterada de millones que gana, y más con esa Fe que tiene. Esa que su Fundador dice que los tipos como él lo tienen muy difícil ,tanto, que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que este hombre se salve.
Jugando a tenis con su hijo , hace años, este personaje sufría viendo que el chaval , sobrado de fuerzas, desperdiciaba muchas bolas...¡y , encima, le ganaba el partido!
Harto de la apatía, corre desesperado a la red, y no alcanza a pelotear la bola. Llama al chico, jadeando aún por el esfuerzo, y le pide que se acerque.
- Mira, majete, ¿sabes lo que he hecho toda mi vida, y es la razón de ser quien soy?
No contesta el hijo.
- ¡Subir a la red a por todas la pelotas!, ¡eso es lo único que he hecho!. Habré llegado o no, pero no daba ninguna por perdida. ¡Todo lo contrario a lo que tú haces!: ¡no te mueves por nada!...así que, te quiero ver corriendo a todas las dejadas, ¡eres un vago!
Eso es exactamente este hombre , un tío subiendo a la red , infatigable, resistente a cualquier cañonero, que logra estirar el brazo cuando todo el mundo piensa que no le queda fuelle. No es un elogio.
Un empresario que flota también puede ser un corcho o el madero del propio naufragio.
Antes de llegar donde llegó ya era admirable la impasibilidad con que este hombre contemplaba cómo el oleaje de las tramas político- económicas parecía llevar a pique todo su entorno . Hubo un tiempo que el agua sucia de su cuenta de resultados le llegaba hasta la barbilla, y sus adversarios decían: de esta vez no lo pasa, esta vez se hunde.
En ese momento echaba a correr a la red y, de modo inexplicable, con la punta de raqueta, ¡pimba!, devolvía un globo que dejaba desarmados a sus contricantes.
La carrera de este hombre ha atravesado diversas fases, la del provinciano de origen humilde , la de alto ejecutivo camaleónico, la de responsable de grandes cuentas por las que pasó como un héroe sin levantar pasión alguna a favor o en contra, una actitud que en ese circo de fieras al final le dio buen resultado.
Se sabe que su antecesor lo eligió sucesor creyéndole el más maleable. A veces da mucha pereza ser un traidor.
Lo mismo que el mar aprovecha cualquier temporal para purgarse y el oleaje arroja a la playa algas podridas, peces muertos con la tripa llena de petróleo, toda clase de latas y plásticos, este hombre piadoso y de una fidelidad de perro, ha sobrevivido a todos los naufragios.
Y , aunque parezca mentira, sigue sprintando a la red , bufando, axfisiado, bocaneando...
La religión del hombre de negocios exige que gane mucho dinero. Religión en su sentido etimológico de religar, de esclavizar. Algunos, demasiado centrados en esto, carecen de una visión completa del mundo (como un Atlas, sostienen el mundo sobre sus espaldas, conscientes de la importancia cósmica de su misión). No se trata de que no nos interese el dinero, que es necesario para vivir, pero si encontrar una proporción que nos permita otros intereses.
ResponderEliminarAunque es difícil, a veces es complicado competir con personas que juegan sucio. A veces pienso que si quieres vivir dignamente tienes que trabajar y comportarte indignamente. Es importante lo de la frónesis de Aristóteles.
Un día le dará un infarto subiendo a la red, ya verás.
La entrada es muy buena... la metáfora del tenis con la el modo en que cada uno vive su vida (desde el talentoso perezoso... hasta el que se deja -literalmente- la piel para llegar a todas las bolas) me parece sublime.
ResponderEliminarAl leer la entrada de hoy me viene a la cabeza la imagen de un insigne y eximio financiero pero no estoy seguro de si es la misma persona. ¿Alguna pista de quién puede ser el prota de la entrada de hoy? Gracias!
Cuando quien escribe es un fracasado, dicho sea en todas las acepciones del término, se nota.
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