domingo, 25 de octubre de 2015

MIEDO

He tenido miedo muchas veces. Es normal tener miedo.

Pero hay un miedo atroz, paralizante, terrible. Es aquel en el que de repente te das cuenta que estás muy solo, que no le importas a nadie . Entonces eres capaz de  lo  que  sea.

Hace unos meses hice  cosas  que   nunca  pensé hubiese hecho antes en mi vida. ¿Fue la soledad?.

Fue el miedo.  

Busqué y encontré una mujer  que me protegiera y cuidase de mi. No me  interesaba amar, en cualquiera de los significados de esa palabra.   

Y que esa  brillante, dorada y poderosa  hada madrina me  construyera  una fortaleza en la que refugiarme para no volver a tener miedo, desterrar la soledad , al precio que fuese, y no sentirme jamás nunca vacío...

Casi  tomo   ese camino , y en el último paso -   ¡qué vergüenza escribir esto , sobre todo por ella! - supe la mentira en la que me embarcaba.

No, hay que ir directamente  hasta las mismas entrañas del miedo, y ponerle nombre.

Y entonces es posible, sí, es posible, vivir ese fatalismo  que  consiste en que  lo que tenga que llegar llegará, sin buscar a nadie..



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EN LO SECRET0

HOY EMPIEZA TODO

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AYER DELANTE DE CASA.





4 comentarios:

  1. Es normal tener miedo.
    Yo también lo tengo y para mitigarlo me imagino historias antes de dormir.
    ...
    Cosas como viajes en el Transiberiano, reuniones de amigos o días de sol y mar.
    El miedo es una reacción directamente relacionada con el instinto de supervivencia; sin él seríamos imprudentes.
    Sirve para ponernos en guardia frente a los peligros, y es el primer paso necesario para encarar los retos de la vida.
    Sin miedo, los soldados nunca saldrían de las trincheras.
    Ni seríamos capaces de mejorar.

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  2. Valiente, triste, hermosa entrada que habla de lo que nos pasa a todos.
    ¡Ánimo, amigo!

    Ricardo

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  3. Para el que tiene miedo todos son ruidos. Es la paz interior lo que buscas, Suso. Como todos.

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  4. Creo que fue en una novela de Dostoievski donde hace unos años encontré un calificativo superlativo del miedo: „miedo animal“, quizá poque, cuando el miedo es muy intenso, rebasado cierto umbral dejamos de comportarnos como seres humanos. En aquella época yo tenía un „miedo animal“ a unos fantasmas y unas presencias que en cierta fase de mi vida me acosaban y aterrorizaban. Hasta que un día, inspirado por una película de terror muy mala (en la que un aristócrata hastiado de todo, en busca de sensaciones fuertes, en una ceremonia satánica logra resucitar a una condesa sedienta de... varias cosas, en cuya mano recién revivificada la vela se convierte en un símbolo fálico bastante evidente), logré entablar una relación „erótica“ con una de esas presencias. La „erótica“ es mucho más amplia que la sexualidad, aunque la integra. „Erótica“ es la fuerza gravitatoria de las almas. La erótica es a las almas lo que la gravedad a las masas: una inapelable fuerza de atracción universal. La erótica venció el miedo animal, porque si la animalidad es más básica que la humanidad y si los instintos son más básicos que las leyes morales, la materialidad es todavía más básica que la animalidad y las leyes naturales universales y ciegas son aún más básicas que los instintos. Pero hasta que se produjo esa victoria sobre el miedo, recuerdo cada uno de los pasos que, tan aterrorizado como magnéticamente atraído, yo iba dando aquella noche hacia el „cuarto de las presencias“.

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