Puede que cualquier día de estos llegue el fin del mundo. Con frecuencia imagino la apocalíptica escena . Un virus mortal, un planeta a la deriva que hace un strike desde el infinito a la Tierra ,una bomba nuclear , un nuevo modo de hacer la guerra...
La fiesta va a consistir en ir viendo como caemos como los muñecos del guiñol cuando dejan de ser sostenidos por las manos que le animan . O deshacerse en el desmayo masivamente en el silencio de las calles, en los patios de los colegios , en las colas de los ministerios , en las iglesias o en las estaciones del AVE.
A lo mejor todo ha comenzado ya . La semilla del mal ha sido sembrada , salió el sembrador a sembrar, y de momento caen los teloneros . Allá van a la estampida los cuatro caballos del Apocalipsis.Y nosotros tendremos el privilegio de estar allí , con derecho a primera fila , en el último capítulo de la Historia comiendo pistachos .
Por desgracia el mundo va terminar un poco de aquella manera. Nos habían contado que las postrimerías serían anunciadas por ángeles con trompetas de plata. Y una lluvia de fuego abrasara la Tierra mientras se escucha el aullido de los mortales.
Sin duda, aquel profeta estaba como una cabra. Se le fue la olla y prometió una película del peor Spilberg .
En cambio, ahora que la cosa va de veras, y que sabemos que somos capaces de irnos a la mierda ,resulta que el fin del mundo será una pachanga muy triste.
Un día de estos a toda la humanidad se le pondrá cara de anuncio de seguros Santa Lucía y en la radio seguirán sonando las mismas canciones. Tele 5 emitirá un reality sobre relaciones sexuales en la granja entre animales y hombres . Leeremos que hay ciudades enteras en cuarentena y veremos gente amojamada por la acción de un virus muy raro que diseca la cara de la gente.
Caravanas de miles y miles de coches se irán de viaje a ninguna parte . Las estaciones de tren y de autobuses, los vuelos al mundo , se colapsarán .Todos los vecinos del barrio se han ido de viaje y el silencio se apoderará de las calles y escaleras.
De pronto se hará de día a las tres de la madrugada . Sales de la cama y te asomas al balcón. Miras al cielo. Buscas un cigarrillo por la casa y lo encuentras en el neceser , espachurrado. Vuelves a fumar después de años sin probarlo. Lo enciendes....
-¡Dios mío !: ¡gracias por tanta belleza!
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