viernes, 22 de abril de 2016

RUE 13 DEL PERCEBE.

Me levanté   de madrugada  de la cama con el deseo comenzar el día  tan feliz  y tan campante. Me  rasqué  la espalda con la jamba de  la puerta , bostezando , y mientras  dejaba correr el agua  para que se calentase  miré el cielo  por la ventana abierta.Vivo  en un ático, un noveno. 

A esa hora del amanecer sonaban en diversos acordes  algunos de los retretes de la casa ,  y en los breves intervalos de la cloaca se dejaba oír la radio . Por el patio de luces se escuchaba llorar un bebé. Desde  la ducha  escucho  el autobús de línea en la calle esperando a comenzar su itinerario. 

Mientras  me  cepillo   los dientes   escucho el número premiado de la ONCE en la misma emisora del vecino. Alguien estará   dando botes  de alegría . Voy a la cocina  y  me preparo un café, me desayuno  un plátano v  me asomo al balcón. Sale el vecino y cierra la puerta de casa con doble  cerrojo y el tintineo de sus llaves  al  introducir el llavero en el bolsillo. Antes de entrar en el ascensor espera cantando "bailandoooo, bailandooo" , la canción de Enrique Iglesias.  

Bajo la persiana  de mi habitación  y veo la  ropa tendida  de la casa  de enfrente, unas camisas  , las bragas   de una pensionista    , la blusa de  alguna dependienta, unos calcetines ,  son de seres anónimos que se cruzan a diario conmigo  en la calle. 

A todos nos  une el mismo sonido de los desagües, los ronquidos  del abuelo,  los quejidos  del último estreñido atravesado, los  estertores nicotinados del  bronquítico,  el jadeo del amor  , el suspiro de  la madre esperando la hija adolescente, las  canciones tatareadas en el patio, el llanto del bebé , las lágrimas indefensas.

Salí a  la calle. Me   santigüé  , y pedí la bendición del buen Dios para todos  los inquilinios de la Calle 13, Rue del Percebe 

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EL VIEJO Y EL MAR

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