jueves, 7 de abril de 2016

COMO SI...

Cada  vez  estoy más  convencido  de que no hace  falta  palpar nuestras obras, ni siquiera  que sean vistas , para ser reconocidas.

Del  mismo modo  que las  oraciones  de un monje , o de una  monja en su clausura , tienen  peso, medida, y sentido , aunque  nadie  las oiga. Ni siquiera aquellos  que son sujetos de esas  oraciones.

Esa  es  una de  las  razones  por  las  que escribo. Lo  que menos  importa es quien lee  estas páginas. ¡Cuántos  libros , cuadros, poemas, oraciones, causan efecto sin ser  leídos, o vistos!

Lo de menos es el éxito  o  el  fracaso de  nuestras acciones.

Sucede  lo mismo  con esa  alquimia  secreta  que está en el interior de lo que se  conoce como "la  comunión de  los santos": un deseo  bueno por ti, que estás a miles de kilómetros de mi, es eficaz. Lo que tú  pides  por mi, lo sepa yo o no.

Escribimos una carta a un  amigo que vive en un país  lejano,y  que está pasando  un mal  momento,  y la llevamos a correos. En el instante en que la echamos al buzón pensamos en su destinatario y nos preocupa  si le llegará.

Sin embargo, resulta consolador el pensamiento de que, llegue o no a su destino, la carta la hemos escrito. Y la hemos enviado. Eso  está allí , y   ese sacrificio que hemos ofrecido, aunque nadie la lea, sí  tiene  sentido.

Algo parecido ocurre con nuestra preocupación por los ausentes.

Los pensamientos giran en torno a gente  que  queremos y  que han  desaparecido de nuestras vidas . No nos llegan   noticias de ellos. Les  quisimos en nuestra infancia, fueron  amores de juventud, nos acompañamos  durante años hasta  un cruce  de caminos...pero  allí siguen, junto a  nosotros.

 A veces , varios años más tarde ,  nos enteramos de que fallecieron .

¡Qué  absurdo!: angustiarnos  por una persona que no existe desde hace tiempo. Pensábamos en ella como si estuviera viva. Hay algo maravilloso en es  “como si”. Porque ahora  sí que  está viva, en otro  estado.

Para mi la muerte, y para muchísima gente que me rodea, y sobre todo si es de alguien cercano, activa un resorte, casi instintivo, que se resume en que " no puede acabarse todo", que las cosas buenas dadas y recibidas no pueden quedar en nada.

Nuestra vida pide otra y no puede terminar del modo que lo hace, a veces tan estúpidamente.

Hay  una canción de F. Mercury que  se titula " love me like there's no tomorrow"...ámame  como  si  no hubiera  mañana...

Como si...

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