martes, 26 de abril de 2016

LA LUZ DEL MUNDO


Una  imagen  que   quedó  retenida de Cobán, cuando estuve  en Tamahú, eran las filas  indias  de   beodos   con unas curdas  impresionantes . Iban en silencio, palpando las paredes  para no irse  a la deriva  del  mar del asfalto.  De madrugada, cuando todo quisqui  cerraba  y  deambulaban desarmados bajo las estrellas. 

Para este tipo  de desechos humanos la ciudad se vuelve inhóspita para ellos, puesto que a  los últimos devotos del alcohol, barridos hacia la calle, deben regresar a casa totalmente fracasados. 

Muchos  no sabían regresar  na la aldea  y se  quedaban  tirados   como cubos de basura  en un arcén Era  el drama  diario de estas gentes. Muchas mujeres rezaban  porque  no vinieran estos animales que llegaban con la  bragueta abierta  y en el desvarío , sin respetar mujeres o hijas.

Se   critican  mucho  las sectas  evangélicas de   centroamérica, pero  lo cierto es que han sido la tabla de salvación de muchas familias  con padres alcoholizados. Muchas madres  están  muy agradecidas  a  sus pastores. Beber,aunque sea una cerveza, está  muy  mal visto.

Cuando  visitaba  las aldeas  , sobre todo aquellas que debías de llegar a ellas después de horas andando, contrastaba la  sencillez y  virtud   de sus  gentes. Allí  la  civilización no había dejado la huella de  su  devastación moral...pero  en las barracas cercanas  a  las  pistas  asfaltadas  la  miseria moral era espeluznante.     Por  la noche , entre senderos oscuros, se arrastraba  gente silenciosa, sucia , esquiva . En el silencio  mortuorio   escuchabas  música regetona  , o cursiladas  románticas  que  fluían  de  la negrura . 

Cuando  Jesús  dice "Yo   soy la Luz  del mundo"  , hay que  entender  de esas calles oscuras,  y esa negrura que  , como boca de  lobo,   era  el reino de las tinieblas.

Nace la entrada  de esta foto  de un niño arrastrando a  su padre  borracho para que no beba más y regrese a casa...



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EL DE LA VERGÜENZA

2 comentarios:

  1. Manuel Zeno escribió un libro brillante que trata este problema: La Charca. El protagonista define a los indígenas como “ese conjunto, predispuesto al crimen por la depauperación orgánica, por la influencia venenosa del alcohol, proyectada a través de las generaciones; por la precocidad gestativa, deprimiendo la prole; por la insuficiencia de la alimentación; por la desproporción entre ésta y el trabajo físico exigido; por la intemperie; por la desnudez; por la acción atmosférica y la telúrica; por el abandono en que se consume”. Y se pregunta cómo sacarlos del agujero: ¿templo, gimnasio, universidad? ¿religión, salud, cultura? Discusiones entre el terrateniente, el médico y el cura, los tres preocupados. El libro es naturalista, determinista (finales del s xix). Brillante.

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  2. Aquel general era un grandísimo hijo de puta.
    Mandó traer al fuerte una carreta llena de whisky y la llevó al meandro donde los apaches daban de beber a sus caballos.
    Y ganó la guerra sin disparar un tiro.

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