domingo, 10 de abril de 2016

PRINGADOS

Por fortuna para nosotros, Clint  no  se enamoró de  Meryl , en los  Puentes  de Madison, ni Humprey de Ingrid en París. Se limitaron a imaginarlo. 

Las mejores  historias  de amor  surgen de complejos y timideces oscuros y anónimos , de la misma forma que las grandes aventuras han sido creadas por autores raritos, de  frágil salud, de una timidez  mórbida ,  que no se movieron del pringue doméstico.

Retorno a Bridshead está escrito  en el frente, con hambre y mucha  gana. Su autor se  refugia  en la fantasía para escribir un buen libro de amor, y  de  cocina:  es aconsejable pasar gana  para  acercarte a ciertos platos sólo con la mente y no con el estómago. 

Si Romeo  se hubiera casado con Julieta , tal vez habrían sido felices, pero nosotros nos hubiéramos quedado sin esa  historia. Lo mismo que si el Quijote  no queda zumbado por Dulcinea....¿qué  sería de nosotros?.

Cervantes, digámoslo, era un muerto de hambre.

Gracias a que Stevenson no fue un pirata , sino un joven de pulmones enfermizos , hoy podemos leer La isla del tesoro.Es el camino de la melancolía  el que ha conducido a algunos amantes y aventureros a crear obras de arte. Cuando alguien folla bien, y perdón por la expresión , no tiene necesidad de escribirlo: a lo sumo, lo cuenta a los amigos en el bar.  Es  lo  que hizo Dominguín con Ava Gadner:

- ¿Dónde vas?- preguntó la bella actriz .

- A contárselo   a  mis amigos.

Cuando vives tus  aventuras no necesitas escribirlas. 

Beethoven estaba sordo: de su silencio compuso  la Novena sinfonía. A Goya  le sucedió otro tanto...¿Te imaginas a  Dominguín  preguntándole a Ava Gadner  mientras está en el lavabo : "Ava , ¿a qué hora tenemos la tutoría en el colegio.








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