Por fortuna para nosotros, Clint no se enamoró de Meryl , en los Puentes de Madison, ni Humprey de Ingrid en París. Se
limitaron a imaginarlo.
Las mejores historias de amor surgen de complejos y timideces oscuros y anónimos ,
de la misma forma que las grandes aventuras han sido creadas por autores raritos, de frágil salud, de una timidez mórbida , que no se movieron del pringue doméstico.
Retorno a Bridshead está escrito en el frente, con hambre y mucha gana. Su autor se refugia en la fantasía para escribir un buen libro de amor, y de cocina: es aconsejable pasar gana para acercarte a ciertos platos sólo con la mente y no con el
estómago.
Si Romeo se hubiera casado con Julieta , tal vez habrían sido felices, pero nosotros nos hubiéramos quedado
sin esa historia. Lo mismo que si el Quijote no queda zumbado por Dulcinea....¿qué sería de nosotros?.
Cervantes, digámoslo, era un muerto de hambre.
Gracias a que Stevenson no fue un pirata , sino un joven de pulmones enfermizos , hoy podemos leer La isla del tesoro.Es el camino de la melancolía el que ha conducido a
algunos amantes y aventureros a crear obras de arte. Cuando alguien folla bien, y perdón por la expresión , no tiene necesidad de escribirlo: a lo
sumo, lo cuenta a los amigos en el bar. Es lo que hizo Dominguín con Ava Gadner:
- ¿Dónde vas?- preguntó la bella actriz .
- A contárselo a mis amigos.
Cuando vives tus aventuras no necesitas escribirlas.
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