sábado, 9 de abril de 2016

HENRY RONO

Hoy  resulta  difícil que una carrera de medio fondo o fondo no presente un aspirante keniata o etíope para la victoria. Dicen, no  sin cierto  cachondeo, que es  la ventaja de nacer en lugares  donde  tienes que  correr  delante de  leones, tigres, y bichos  que quieren  comerte.

Etíopes y keniatas acaparan el medallero, los records y los premios en metálico de los grandes mítines. Son  los  putos amos.

Conocemos a los grandes,  Bekele o Tergat, pero también existen los  malditos. Uno es   Henry Rono.

Henry En 1978, en un lapso de 81 días y sin liebres logró batir cuatro récords mundiales:  en 3000,  en 3000 obstáculos, en 5000 y en 10000. 

Henry Rono nació en 1952 en el seno del grupo Nandi, en la localidad de Kiptaragon, en pleno valle del Rift en Kenya. 

Henry Rono ha contado su historia en su libro  , “ Olimpic Dream “, en el 2007. 

Allí cuenta  que a los dos años se cayó de la bici cuando iba de paquete con su tío y durante sus primeros años su madre pensó que tendría un hijo impedido, pues caminaba con dificultad. Le dolía   tener  que renunciar a los primeros juegos infantiles. 

Su madre y su abuela le contaron que los nandis son guerreros enfrentados tradicionalmente a los masais y que en su día fueron un pueblo nómada. Cuando los británicos llegaron con su imperio, sus leyes y su lengua, los nandis les plantaron cara boicoteando la construcción del ferrocarril. Eran guerreros  rebeldes.

La familia Rono intentó educar al pequeño para que no olvidara sus orígenes. A los seis años el padre de Henry murió al caerse del tractor. A los 10 años llegó el momento de hacerse un hombre y superó el ritual de arrancarse los dientes incisivos superiores. 

En 1963 Kenya se independizó de la madre patria y por aquel entonces el joven Rono empezó a trabajar en una compañía de té para así pagarse los estudios.

Llegó 1965 y escuchó por la radio el duelo entre el blanco  Jim Ryun y el ídolo de los nandi, Keino, enfrentados en el mítico Crystal Palace de Londres. En ese instante decidió ser su sucesor y abandonó el fútbol para dedicarse a correr por las colinas ( una de ellas lleva actualmente su nombre, Rono Hill ).

En 1973 se alistó en el ejército de su país, donde se dedicó a entrenar obsesivamente . Cuando las zapatillas eran inservibles se ponía las botas militares y recorría la sabana soñando con emular a su ídolo Kip Keino.

En su libro de memorias recuerda su primer viaje como atleta a Uganda y un viaje de 28 horas en avión a Nueva Zelanda. Empezó a codearse con los grandes  y  un americano cazatalentos, John Chaplin, lo fichó junto a Samson Kimobwa , récord del mundo en 10000, para irse a estudiar a la Universidad de Washington. 

Allí empezaron sus días de gloria ( 3 triunfos en el campeonato de cross de EEUU, oro en 3000 obstáculos y 5000 en los Juegos de la Commonwealth de 1978, mítines en Europa y los 81 días de los cuatro récords ). En el apogeo de su carrera se encontró con los boicots olímpicos de Montreal 76 y Moscú 80 y, como suele suceder, nadie se acuerda de los que no están en las grandes citas. 

Empezó a ganar dinero, a no digerir el éxito y a beber en exceso. En el verano de 1981 parecía que estaba acabado y abotargado  por el alcohol. Se presentó a la reunión atlética de Oslo para correr un 5000. Por la mañana se despertó tarde y resacoso  tras una juerga nocturna de bares y muchas cervezas. Para mitigar los efectos de la borrachera, decidió correr durante más de una hora y sudar así las secuelas de la resaca. Por la tarde llegó la carrera y batió el récord del mundo, 13:06.20.

A partir de ese momento, Henry Rono desaparece de las competiciones importantes aunque sigue corriendo; con exceso de peso y herido por el alcoholismo. Perdió el rumbo de su vida y se hizo cliente de los hogares de transeúntes en Washington y  Portland. Sin trabajo, llegó a ofrecerse como friegasuelos a los magnates de Nike, sus patrocinadores en los días de gloria. Ni  caso.

Vivió en la calle durante años y cuando temporalmente se recuperaba de su adicción trabajaba en oficios marginales, normalmente como aparcacoches. En su periplo callejero y de borracheras se fue a vivir al medio oeste americano, a   Albuquerque, en Nuevo México. Encontró cierta estabilidad trabajando como mozo de equipajes en el aeropuerto. 

En una  de los trials    importantes    que allí se  hicieron , un atleta marroquí le reconoció recogiendo maletas en las cintas de llegadas y comprobó que ninguno de sus compañeros conocía su historia. 

El marroquí sugirió al jefe de Rono que fuera al oráculo de Google y escribiera el nombre de su empleado.

En 2002 superó la afición por la bebida e inició una modesta carrera como monitor de atletismo en el Truman Middle School, en la desértica y prefabricada ciudad de Albuquerque. De allí es  Walter White, el prota de Breakingbad, y  allí vive Rono.

 Pero últimamente el nómada que lleva dentro se ha perdido por Yemen y entrena a un grupo de atletas de ese país.

Todavía se acuerda de sus colinas, de las leyendas de sus antepasados enfrentados al imperio británico y de sus sueños como atleta. Lleva ocho años sin beber y no ha olvidado la muerte de su hijo mayor, que falleció por un virus infeccioso. Ha vuelto a correr y se ha quedado a unas décimas del record mundial de la milla para mayores de 55 años. Tiene su propio equipo ( Rono Team ) y en su rostro se ven las huellas del sufrimiento y la melancolía. 

Como no es de por aquí, ningún polideportivo ni  calle lleva su nombre y tampoco le ofrecen una dirección general de deporte base . 

En realidad, se  la  bufa porque tiene su propia colina en su Kenya natal. Además, tiene una cosa clara : “ soy un guerrero nandi “.

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EN LO SECRETO:UN MILAGRO

1 comentario:

  1. El genoma humano es una doble hélice de ADN que se está descojonando de tí.
    Por más que desentrañamos las leyes que lo rigen, no pillamos.
    ...
    Durante mi época universitaria corrí como un poseso huyendo de mi pasado.
    Luego entablé amistad con biólogos corredores que analizaban la antropomorfología del humano corriendo.
    Más tarde me aficioné a la fotografía e hice cientos de fotos de los negros corriendo en la Marathón de Madrid.
    Incluso me apunté de voluntario para verlos más de cerca en los puntos de abastecimiento, donde se ofrece agua a los corredores.
    ...
    Nada, no me enteraba de nada. Era un misterio para mí verles correr.
    Ni se paraban a beber.
    Atravesaban en aire con una aeronavegabilidad sutil.
    Sí, se apoyaban en sus zancadas, pero lo hacían de forma diferente, como si fuera una condición heredada por el hecho de tener dos piernas, pero que podía no ser.
    Parecía que elevaban su centro de gravedad, como para empezar a volar, minimizando su relación con la Ley de Gravitación Universal.
    ...
    No logré comprenderles. Soy más blanco que la leche.
    ...
    Un día le enseñé a un anciano mi colección de fotos deportivas protagonizadas por negros y negras volando bajo.
    El viejete sabía mirar bien y localizó algo en común en las fotos que a mí se me había escapado.
    Mira hijo, hay algo que se repite en todas. Se están descojonando. No sufren.
    Mira a los blancos. Van jodidos.
    ...
    Es lo que tiene el genoma humano.
    En su origen, es negro y sonríe.
    Y tú no pillas de la misa la media.

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