jueves, 25 de agosto de 2016

BUSCANDO

En la adolescencia  tenía una doble aspiración: creer en Dios y ser limpio de corazón. No conseguí ninguna de las dos cosas. Pero sigo buscando las dos.

Ahora, comenzando  la madurez, me he propuesto otros objetivos: estar en forma , no ver  ni un  solo telediario, y no esperar  nada de nadie.   Se acabó. 

Desde que no veo el telediario he experimentado una levedad interior que me hace caminar por la calle flotando, movido por una energía interior que sólo a mí es debida. Ya no me muevo por ninguna noticia. Por los vecinos me entero del último atentado kamikaze , de los resultados de la Liga ,  y de las 
cosas  que pasan . 

Trabajo , leo, me doy unos  largos paseos, voy al cine , escucho música, rezo  y sigo buscando a Dios. Al llegar a cierta edad uno sólo tiene razón si está flaco como un profeta. 

Sucede  que  la gente  que me rodea dice que Dios no  está donde yo lo busco. Y que esa limpieza del corazón no es tal: piense lo que piense  ya soy limpio de corazón. El pecado y la culpa  fueron sembrados  en mi interior  y crece en mi conciencia atormentada como una mala hierba.

Después, pasa  el  tiempo, nos conocemos, y llega la sentencia fatal: "eres   una  mala persona"...ellos siguen siendo limpios de corazón, pero yo no.

Leo en la contraportada de la última novela deManuel Jabois: "una de las características del mal es dejar de ser una tentación".Tal vez  allí está  el problema  de esa gente sin conciencia. 



1 comentario:

  1. Me hace gracia la frase "Dios no está donde tú lo buscas". Me recuerda al chiste del borracho que buscaba la llave al lado de la farola porque había luz.
    Me recuerda a Fichte cuando hablada del "Yo" y del "no-Yo". Así hablamos del "Dios" y del "no-Dios": a lo mejor proyectamos nuestra manera de ser. Mañana vamos a tomar unas cañas, iremos Menganito, Zutanito, Dios y un servidor; pagará Dios que está forrado y es muy buen tío.
    Este año he leído El malestar en la cultura, de Sigmund. Muy sugerente.

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