Ando hasta Ferrocarriles Catalanes . Paseo por la ciudad entre el agua turbia de la gente.
Es increíble la cantidad de personas tristes , deterioradas, que la corriente de la vida arrastra por la calle. Dentro de algunas se adivina el infierno . La mayoría de los rostros son cantos rodados. El roce de la vida . Los cuerpos han sido moldeados por unos sueños incumplidos , amores abortados, biografías que se empantanaron , y a partir de un tiempo comienzan a formar parte de la ciénaga que se produce cerca de la desembocadura.
Es increíble la cantidad de personas tristes , deterioradas, que la corriente de la vida arrastra por la calle. Dentro de algunas se adivina el infierno . La mayoría de los rostros son cantos rodados. El roce de la vida . Los cuerpos han sido moldeados por unos sueños incumplidos , amores abortados, biografías que se empantanaron , y a partir de un tiempo comienzan a formar parte de la ciénaga que se produce cerca de la desembocadura.
Pero en medio del lodazal de la ciudad de pronto te encuentras con un manantial de agua pura : una pareja enamorada cogida de la mano, unos niños que ríen y suenan sus risas como agua limpia en el asfalto, una madre viendo jugar sus hijos en el parque , una dependienta que disfruta atendiendo al público...
En toda la ciudad se multiplican estas fuentes limpias en su nacimiento: son los manantiales del amor. El amor. Da la sensación de que uno ha llegado en su travesía de la ciudad anegada en pan de rana a un manantial de alta montaña que fluye de un nevero .
Este es mi paisaje : un agua muy pura que se va desarrollando en diversos tramos: a la salida del colegio quedan las miradas inocentes de los niños , en la esquina siguiente unas niñas encienden el primer cigarrillo, y al doblar la calle una pareja de adolescentes se acaricia entre dos coches , después, en un paso de peatones , un joven ejecutivo observa con lujuria desde un deportivo las piernas de una joven , más tarde un hombre maduro se introduce la hernia antes de entrar en una casa de citas, se cruza con él una mujer que acaba de recibir el resultado de una radiografía ...y así la vida se va enturbiando hasta hacerse río amarillo.
Escribió san Juan de la Cruz que los manantiales reflejaban los ojos del amado. "el mal de amor que no se cura / sino con la presencia y la figura".
Me pregunto en qué momento el manantial que brotó de mi alma infantil se corrompió, y rezo para que pueda beber del alma de alguien que me haga bueno.
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