Muchas veces me duermo pensando en Manuela y en una frase que me dijo en la plaza de Arroyo de la Encomienda días después de diagnosticarle ELA: “¿qué será de ti?”.
Me conocía bien y me veía desvalido, como un gato hurgando papeleras. Le contesté una chorrada. Hoy sé a qué se refería.
A varias de sus íntimas les pidió que me siguieran de cerca.
Antes de dormir con frecuencia me asalta la imagen de aquella rubia con la que un día de primavera, en la terraza del Otelo, rompí todas las cadenas , quemé las naves, y nos comimos a besos.
Entre sueños la recuerdo desapareciendo en la esquina de la calle Mantería con plaza España, a las tantas de la madrugada, y le grito un “¡¡¡¡te quieroooo!!!” que cruzó la noche.
Ella contestó “¡¡¡yo tambiéééénnn!!!”.
Esta imagen me viene acompañada por la música de la canción “Contigo en la distancia”, que se la regalé cantada a capela el día de nuestra boda.
Permaneció abandonada en el sueño y ahí siguió sonando el eco de ese “¡te quiero!” junto con la canción Contigo en la distancia.
En ese momento mi cuerpo dormido está unido a la existencia humana, tal como la entendemos.
“¿Qué será de ti”?, me preguntabas aquella mañana.
Manu, mucha gente fallece mientras duerme . Si eso sucediese ahora mi estado no sería un túnel negro sin salida. En mi cerebro brillaría aquella luna radiante de aquel día de junio , lleno de besos con sabor a cervezas.
Dicen que de los cinco sentidos corporales el oído es el último que pierden los muertos. Si ahora muriese , en mi cerebro seguiría existiendo aquella noche maravillosa de primavera. Tú llevabas las mejillas encendidas y ese brillo que se te ponía en los ojos cuando reías.
Me encontrarían frío mañana por la mañana, y vendría un juez a certificar mi defunción. En el depósito de cadáveres había un silencio absoluto. Pero en mi interior habría una calle que reflejaba las farolas y una rubia caminando tan feliz y tan campante Una rubia que me amó como nunca nadie antes nadie lo había hecho.
Y en el silencio del sótano comenzaría a oírse tarareando mi corazón “Contigo en la distancia” .
Sí, Manu, yo también me pregunto a veces “¿qué será de mi?”. Sin embargo, sé que andas muy cerca.
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De todas las chorradas que has dejado que escriba en El Barullo, solo hay dos de las que me siento muy orgulloso. Una fue una Navidad que me dio por hacer unos versillos para Manuela, que no se si llegó a leerlos. Y la otra fue un ofrecimiento para hacer de taxista gratuito por mi pueblo, Madrid, cuando os tocó ir de hospitales.
ResponderEliminarNo tuve la oportunidad de conocer a Manu, pero a veces me imagino conducir mi Volvo y llevarla junto a tí a través de la ciudad, y abrirle y cerrarle la puerta del vehículo con mi famoso estilo internacional a lo James Bond.
Ella se sorprendería de que un seguidor de tu blog hiciese de taxista, y tú le dirías al oído que soy un cuentista, y yo sería discreto y atento; tan solo al final me despediría con un "fue un placer, señora".
Y todo sería verdad y yo me hubiera sentido de puta madre.
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Cuando falleció me dio por sentir que algunos de mis muertos más queridos, en especial mi abuelo Emilio, la acompañarían en el cielo en esos primeros momentos de despiste. Y que mi abuelo le abriría las puertas del cielo y la acompañaría de forma discreta con un " un placer, señora ".
He escrito mucho por aquí, la mayoría de las veces embustes, cuentos y medias verdades.
Pero en este caso fue verdad, y me siento orgulloso de ello.
¡Qué carajo !
Muy orgulloso.
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Al menos por una vez, mi cuento fue tan cierto como que hay un Dios.
Y que cuida de los nuestros.
Los que os hemos conocido, te entendemos.
ResponderEliminarLos que no os han conocido os descubrirán.
Verte absolutamente iluminado por es rubia felíz, sincera, honesta, amiga, descarada, deslenguada, .... persona.
Unas cañas por manuela