viernes, 19 de agosto de 2016

TOMÁS L. PIZPIRETA , EL ZOMBI (I)

Reconozcámoslo, todos tenemos dentro a un gilipollas dispuesto a mimetizarse con el entorno a la primera oportunidad. Cuando escribe Tomás López  Pizpireta una y otra vez  en el Barullo sabe que  el  pobre  compulsivo que lleva dentro no puede dejar de leer y escribir aquí , aunque no quiera.

No es mal chico . Su maldad no viene de que sea  mala gente. No es tan listo . No es malo  por malvado, sino por idiota. Por eso escribe. Es un tipo bien curioso.

Tiene  un  miedo inconsciente a ser expulsado de  la mesa de los mayores donde se ha invitado  y  sentado solo. Y eso le molesta. Ya se sabe  que en la mesa de los mayores se dicen tacos, se cuentan chistes subidos de tono, se habla , en fin, de cosas de mayores.

Bien, digámoslo ya: Tomás es un zombi . Todos utilizamos la palabra zombi como sinónimo de idiota. Está chutao.

La pregunta que nos hacemos es: ¿por qué, si son tan  pesados, porque los zombis son muy pesados,  nos gustan tanto ? ¿Por qué tienen tantísimo éxito? ¿Qué vemos en ellos? ¿Qué tienen esta especie de leprosos cuya carne se descompone para atraernos tanto? ¿Pueden los tontos  como Tomás ser interesantes?

Las escenas de zombis se parecen mucho :  es siempre el individuo el que sucumbe ante el grupo que, o se lo come o lo integra convirtiéndolo en un autómata. Tomás insiste una y optra vez  en lo mismo: tenemos  que integrarnos en su grupo, y desenmascarar a este pobre hombre que aquí escribe.

La zombificación sigue unas reglas estrictas. Y, ojo, que aquí está la clave que explica el comportamiento de este  zumbado  : A Tomás  le zombifica su queridísima  mamá . A sus hijas le zombifica el padre, o sea, Tomás. La hija mayor a la madre. Una tutora  a  la hija pequeña... al amigo exaltador de la amistad su grupo de amigos. 

La cámara sube y nos regala un plano cenital en la que el zombi Tomás intenta  avanzar con cara de  salido a comerse  un lector del Barullo . La cosa sigue. Al hermano le zombifica su hermano, al profesor su discípulo favorito.

Estoy convencido que Tomás , que padece un clarísimo  complejo de Edipo, fue su adorable mamá la que lo  zombificó… 

El enamorado Tomás  López, que adora a su familia más que nadie en  el mundo, pone a prueba su amor obsesivo cuando su mujer  se convierte en muerta viviente . Pedazo de  escena de suspense en la que no sabemos cómo va actuar Tomás , si la va a besar o la va a matar, mientras que desde el otro lado de la pantalla le pedimos a gritos que le meta un tiro en el entrecejo a su mujer. 

Pero no. Tomás le  mete un morreo guapo con lengua y  a  continuación se le pone cara de gilipollas con los brazos extendidos y los ojos fuera de sus órbitas. Y se van los dos a  pescar otro.

Hay más  versiones de Tomás Zombi . Como sabemos  este  hombre está obsesionado por la familia y la paternidad y mantiene a su mujer zombi embarazada porque tiene esperanzas de que el niño sea sano. El delicado bebé según nace se lo cepilla  y Tomás  muere víctima de su propia obsesión. 

Una y otra vez estos  idiotas vencen porque el sentido de pertenencia, aunque sea a un colectivo idiota, es más fuerte que la libertad, que el amor, que la amistad, que el deseo de paternidad o que la madre  que lo  parió

El zombie no tiene sentimientos, actúa mecánicamente. Tomás  , que es un zombi,  no reacciona con odio cuando tratan de reventarle la cabeza con un bate     de  beisbol  una y otra vez  , salpicando la pantalla de sangre . No se enfada cuando le  disparan tres cartuchos de caza mayor en los testículos. Retrocede  un poco, y palante con las manos hacia    adelante y sonriendo bobalicón.  

Esa falta de reacción, que en Barullo es muy manifiesta,  inquieta más todavía. Su patrón de comportamiento no tiene secretos. En su cerebro corre un único programa: comer y tocar  los cojones. Esa es su única pulsión instintiva a la que se aplica con lenta tenacidad, y es capaz de mantenerla por muchos tiros que les peguen, les quemen los güevos, les arranquen la minga a mordiscos , las piernas o la cabeza. 

Inclusamente  hemos visto   la cabeza sola  arrastrándose en el barro intentando morder  a una niña. Tomás es así. Un zombi muy pesado . Un pelmazo.

Como sale  de  página esta entrada, mañana sigo


VUDÚ - ZOMBIS

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ESPACIO RADICAL LIBRE: NOS HA LLEGADO LA FOTO

4 comentarios:

  1. Esto del barullo sólo es interesante cuando aparece Pizpireta.

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  2. Que zombis ni zombis, menos playa y mas balores ya pero ya

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  3. Lo del rejalgar era verdad. Tenía razón el muy hijo de puta. Menos mal que lo del whisky también es verdad. Y que en realidad la madre de Pizpireta no quiso decir lo que dijo.

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