En la penumbra del oratorio don Lluis, empresario piadoso, rezaba mirando fijamente el sagrario.
- Dios mío, si me concedes el contrato del colegio prometo que daré una limosna a la parroquia del 50% de los beneficios netos del primer curso escolar.
Don Lluis era propietario de una empresa de Catering y había presentado una oferta al comedor del colegio Montechuli.
Cerró la puerta al marcharse de la capilla. Cuando estaba persignándose la frente con el agua bendita cayó en la cuenta de que había olvidado algo.
Regresó al oratorio.
De rodillas miró de nuevo al sagrario. De rodillas, con un gesto sin cuello , de ojos batracios y de una emoción besuga en la mirada, musitó en voz alta:
- Un 50%...después de impuestos.
El sentido del humor de Don Lluis T. no es precisamente el mismo del Barullo. Esta entrada, al igual que otras que se han publicado con anterioridad, no le va a hacer ni pizca de gracia.
ResponderEliminarLa anécdota es nueva, creo no se publicó, y es muy buena como ejemplo nada ejemplar
ResponderEliminarLa anécdota es nueva, creo no se publicó, y es muy buena como ejemplo nada ejemplar
ResponderEliminarDentro de su miseria moral, es honesto: finalmente deja claro lo que ofrece (en su miseria, insisto).
ResponderEliminarÉste a Jesucristo le corrige diciendo que qué es eso de dar gratis los panes y los peces...podrían hacer una empresa - dar gratis las cosas hace que no se valoren- y a un módico precio dar de comer a la muchedumbre...por supuesto, repartiendo beneficios y un tanto por ciento en limosnas.
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